domingo, septiembre 28, 2008

Con los años me vuelvo menos tolerante con ciertas cosas. Supongo que tiene que ver con cambios de perspectiva, relativizaciones, bla bla bla.

He tenido desde pequeña una obligación autoimpuesta, sin excepciones: terminar todo libro que empiece. Ya pueda ser un bodrio, no entender ni jota, estar mal traducido, hacerme llorar, lo que sea.

Gracias a ese rasgo de testarudez, he leído libros que me obligué a terminar a pesar de resultarme pesadísimo. A algunos de ellos ahora no me canso de volver una y otra vez. Es decir: lo que en principio, por edad o madurez, era infumable, con el tiempo se ha convertido en un placer recurrente.

Pero se acabó. Ya no tengo ganas ni de insistir ni de obligarme a pasar por tragos amargos. Estoy cansada, tengo poco tiempo y leo para disfrutar.

Lo decidí anoche, cuando me metí en la cama y llegué a esa página en la que me saltó a la cara una imagen que aún me revuelve el ánimo. No sé si me hubiera dado tiempo a detener el impulso de rabia: tal como tenía el libro en la mano lo lancé con todas mis fuerzas contra la pared y me di la vuelta. Esto no se hace. No lo comprendo. No es que quiera leer de pajaritos que cantan y flores en el campo pero tampoco entiendo esa tendencia a describir escenas de las que te dejan mal cuerpo durante mucho tiempo. No son para mí.

Lo peor es que el libro era prestado. Menudo cargo de conciencia. Menos mal que no se nota el envite.

En fin.

viernes, septiembre 26, 2008

Siempre has flipado con mis películas pero nosotras teníamos una para las dos. Había que huir de la mierda de curro y lo teníamos todo pensado.

Empezamos con una pequeña tienda en la que vender productos naturales, esos que tanto conoces y defiendes y que a mí, ya sabes que nunca lo he ocultado, me producen desconfianza. Yo tendría que sobreponerme al repelús de los iluminados que van de felices por el mundo que viva la ecología pero por favor al que toque mi móvil le arranco la cabeza con los dientes.

Y bueno, lo suyo sería poner un poco de música chill-out de esas. Tú te encargarías de los productos y yo del ambiente. Habría que viajar a Marsella, Londres, Nueva York y traerse lo más nuevo, lo mejor. Luces tenues, colores neutros, paz y Enya con sus yujus y eos-eos y, por qué no, el gaitero loco, los monjes de Silos, las búlgaras de voz nasal.

Tú te moverías como pez en el agua utilizando esos dedos delgadísimos y largos para transmitir las texturas de los productos y sus aplicaciones.

Yo charlaría por los codos. Contrataríamos personal que nos llevase la administración y trabajase por las tardes y los sábados. Tendríamos muuuchas vacaciones.

No estaría mal tampoco tener en la trastienda una pequeña sala donde dar masajes y, ya puestos, servicios de estética.

Claro que lo que también sería buena idea es tener productos de alimentación. Y una estantería con la música de relajación de moda.

Unas clases de yoga ¿por qué no? Danzas orientales, tai-chi.

Eso sí: nada de horóscopos ni homeopatía. Lo dejé bien clarito desde el principio: como buena escéptica, nada de engañabobos.

Y así fuimos montando el negocio, día a día. Hasta que caímos en la cuenta de que para que cupiera todo lo que nos gustaría tendríamos que montarlo en un local del tamaño de un estadio de fútbol.

Ahora sólo faltan dos cosas: que nos toque el euromillón y que el Santiago Bernabeu esté disponible.

Yo no pierdo la esperanza. :-)

miércoles, septiembre 24, 2008

En mis manos está escrita la historia de las superficies, caricias y golpes con la palma, con el puño. Ríos tiernos la recorren en su desierto de sangre. El dolor en la punta de los dedos me ha servido de guía, he leído el agua con ellas, he bebido del viento, he saboreado las almas. Yo sé por ellas más que tú, puedo mostrarte, puedo señalar el camino. E incluso cubrir el sol. Mordisquitos de rata, cosquillas y pellizcos de monja. Pedacitos de papel, dibujos sobre la arena, corazones con la uña. Y también el momento justo, el punto exacto, la manera. En mis manos están las negativas, las preguntas y las respuestas. La angustia de las razones, el aullido de las heridas calientes. Risqui risqui los juegos, pero también la fuerza, el frío y el calor.

martes, septiembre 23, 2008

El espejo del alma, sí. Pero no. Más o menos bonitos, gran gama de colores de variada intensidad: pero no. Todo leyenda.

Lo que verdaderamente me asusta es que lean en las comisuras de mis labios. Porque es lo que no puedo (o no sé) controlar. El rictus amargo o de desprecio cuando no te aguanto, por mucho que ojitos que brillen y palabras amables que en realidad son un escudo, un refugio, una defensa, un ataque. Y esos bordes delatores que suben casi imperceptiblemente hacia arriba (¡traidores!) aunque mi cara fría y sin mover otro músculo y un tono de indiferencia en la voz. Pero no, ahí están los malditos, curvados hacia arriba, delatando mi placer.

Los ojos no pasan de ser dos canicas vivas para hacer poemas, ahogarse en remolinos de chocolate, mojarse en las estrellas verdes, navegar por las nubes negras, dar lametazos azules, beber de los pozos de miel.

Los ojos como señal de alegría sincera, porque una sonrisa sin ojitos de cristal no es de verdad.

Pero la boca. Ay, que me pierde.

Y no me asusta ser transparente, es que me aterra.

viernes, septiembre 19, 2008


Ya tengo mi propia oveja en el teclado. Y este icono me representa, me identifica y me define. Me dice beee suavemente para llamar mi atención. Se mece de un lado a otro canturreando. Me mira con sus ojillos redondos y espero, en el momento más inesperado, que asome su lengüita roja y negra y me haga burla. :-)

miércoles, septiembre 17, 2008

Ay qué voy a hacer sin tus pulseritas y tus manzanas. Ay.

Quién me va a aguantar los malos humores, quién me va a contar sus fines de semana y a enseñarme los sms cursis hasta más no poder, para que me ría y me meta contigo.

Quién me va a dar la vara para que me compre una falda y vista como una señorita. Y ahora cómo distingo un bolso de otro, si yo nunca sé nada de esas cosas.

Quién me va a curar las heridas y a hacerme ver que el mundo no es negro.

Cómo te dejo sola sin mis charlas interminables, a quién vas a regalarle jabones para que se burle de ti pero en el fondo te quiera tanto. Con quién vamos a reíros, estado separadas, de las bragas-capucha de la arpía de la ofi.

Quién me va a responder moviendo su pulsera de cascabeles diciéndome eh, estoy aquí cuando yo agite la mía.

Llevo 5 meses buscando largarme de esta empresa y ahora me dejo un jirón de piel enganchado en tu armarito bajo.

Joé qué tontería. Cómo puede dolerme esto tanto.

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Escribí este post el día después de marcharme de mi antiguo puesto de trabajo. Ahora que estaba segura de que tenía que dejar este curro, no paraba de recordar cómo me fui de aquel.

Quizás suene ilógico pero me daba tanto miedo que dejase de dolerme... Porque la atenuación del dolor es el principio del fin. ¿Y luego qué? Sí, sí, lo que todo el mundo dice: que la amistad no se pierde, que se puede seguir quedando, que nos veremos para charlar ¿y? ¿y qué? MENTIRAS. QUÉ PUÑETAS VA A SER LO MISMO. Ya no será ni compartir lo mismo ni el mismo tiempo ni las mismas broncas ni los mismos nada. Perderemos mil cosas sin importancia que lo eran todo. Y acabará siendo quedar para repetir una y otra vez lo mismo, hasta descubrir que ya no tenemos nada en común, y solapar los silencios. Y, en fin. Sigh.

Yo no sé si ella tenía el mismo miedo, pero no paraba de repetirme: por favor, no me olvides. Yo le contestaba cualquier tontería, como siempre que algo me importa.

martes, septiembre 16, 2008

Se acabó la cuenta atrás: me quedo, al menos de momento, contra todo pronóstico y hasta nuevo fin de contrato. Ni adioses ni alivios ni apretarse el cinturón. Una felicitación a tiempo me ha salvado del despido y ha hecho que mi superior deje de acorrarlarme: así de fácil.  Cambio de cartera pero no de departamento, así es que no me puedo quejar: la cartera que estaba llevando es, dicho por todos, la peor en cuanto a volumen, dificultades y presión. Lo malo es que sigo con la misma jefatura (increíble, un día me pongo a contar las cosas que hace y le aplican electroshocks, como poco) que tengo que tratar con un colega que es superguay... mientras no tengas que trabajar con él, y que sólo voy a tener que comunicarme en español.

Lo mejor, con diferencia: la sonrisa de mis compañeros cuando se lo he dicho. No me la esperaba, tampoco llevo tanto tiempo. O a lo mejor es que nunca me acabo de creer que me quieran. En todo caso ahora mismo no dejo de pensar en esas sonrisas. :-)

lunes, septiembre 15, 2008

Ese momento en el que te miro a los ojos y ¡ZAS! Lo mismito que cazar una mosca. La mano bien abierta y ¡ajá! Te tengo. Te conozco. El tan manido Aleph o el momento de iluminación sangustiniana. Sé por dónde respiras, vamos, que te he calado. Y en esos momentos se me dibuja una sonrisa de esas del gato de Chesire, más por lo invisible (rictus imperturbable en el exterior) que por lo amplia. Sonrisilla de doctor Maligno, gesto chulesco a lo Clint Eastwood. Sonrisilla de semi-atención para ti, que parecer que Bere no se entera también tiene sus ventajas. :-)

Y a partir de ahí claro, seguridad y calma. Precaución, según los casos. Mucho mejor sin sorpresas.

Ese pequeño placer de descubrir sin ser visto, sensación lógica y racionalmente estúpida, egoista e infantilmente perfecta :-)

domingo, septiembre 14, 2008

Me pregunto si se está acercando otra ruptura en la continuidad de los parques, perdón, que se me va el Cortázar, quería decir, en la continuidad de esta rutina. Y es que no sé cómo prepararme.

Porque claro, ha sido muy poco tiempo.

Incluso para que me dé pena. No sé si para llegar a echar de menos.

El caso es que también tiene su punto de pereza porque uf otra vez esos nos vemos, nos llamamos, pásate, no perdamos el contacto. Sí, claro, sí, pues claro que sí, hombre. Sin ninguna duda.

Pero no.

Yo sí lo recordaré.

Hasta que de tanto rozar el viento termine por erosionar cada detalle. Y un día habré olvidando sus nombres primero y luego, sus caras. Y mucho después encontraré una foto perdida y durante unos minutos me preguntaré quiénes son esas personas. E incluso llegaré a plantearme si la foto es un error y no me pertenece.

Lo que sí tiene su puntito de vacío así en plan vértigo es pensar qué pronto qué pronto qué pronto desapareceré para ellos. Y seré un pensamiento fugaz, como si fuera un sueño de hace mucho. Alguien que pasaba por allí. Y ese vacío es como un miedo pequeñito que duele en el estómago.

sábado, septiembre 13, 2008

Leo los efectos del Prozac en un libro y me pregunto si alguien me lo está suministrando sin que me entere.

Las cosas no tienen tanta importancia. No me queda más que dejar que el tiempo pase soplando y moviéndome el pelo suavemente y disfrutar de los olores que trae. El ciprés amargo del patio de mi colegio, el asfalto mojado de la ciudad sucia, el calor en la lengua de las mañanas con café, el aleteo de las hojas que van cayendo, sin que pueda ni deba hacer nada; aunque a veces casi cueste.

jueves, septiembre 04, 2008

Lo de esta noche ha sido como para volver loco al analizador que lo desanalice buen analizador será (léase "loquero titulado").

He soñado que encontraba el blog de alguien conocido, más bien las copias de los posts en papel. Y con gran cargo de conciencia y una mariposa king size en la barriga, me anotaba la dirección y leía a grandes bocados, ahogándome.
Está mal está mal está mal...

Y me pillaba. Y tenía razón en enfadarse. Y etc. Que no es que seamos amigos, pero ya quién se fía.

Me he despertado aliviada.

Acabo de recibir por error un mail personal de este chico, que no iba dirigido a mí. No lo he leído, claro.

De esta me compro un pañuelo con moneditas colgando y monto un tenderete en el Rastro.

Acabo de darme cuenta.
Últimamente sólo hablo de curro de curro de curro.

15 madrugones
26 días

y luego veremos.

lunes, septiembre 01, 2008

Tengo un calendario de esos en los que puedes escribir algo en cada cuadrado. Feo, pero útil.

He dibujado un pájaro volando el 1 de octubre. Todas las mañanas anoto despacito en el casillero correspondiente cuántos madrugones me quedan y, separado por una línea, el número de días naturales.

Pss pss sgueme
Bereni-C reloaded

Marcas de ganaderos
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