martes, septiembre 28, 2010

 

Querido J.

Cómo contarte. Que todo se fue al carajo. No era normal una racha tan buena. A. sigue en su línea zen, pero la mía se ha enredado como una hebra de lana demasiado larga.

Ayer hubiera querido que me vieses, porque era la que que te conté una vez y no la que se sentaba en el sillón aferrada al menudo cojín japonés y blanco. Tal como me describí.

J., no me reconozco. Tengo huecos en las manos que había perdido y los ojos se me agrandan por momentos.

Tengo que verte un día: quiero que me veas y darte el abrazo que nunca te di.

Besos (muchos, de abuela),

B.

sábado, septiembre 25, 2010

 

Querida R.

Hola de nuevo. Antes de ayer pasó algo muy desagradable y, en consecuencia, sueño que El Corte Inglés ha organizado una fiesta en la que se les va la mano con el humo y dos dragones negros nos acorralan mientras una horda de clientes corremos presa del pánico entre ambos bicharracos. Fondo blanco, dragones negros y todos vestidos de negro.

¿Crees que pueda ser una señal de que debería aprender a jugar a las damas?

Gracias por tu esperado consejo.

Sin otro particular, te saluda atentamente:

B.

miércoles, septiembre 22, 2010

Querida R.

Estoy enfadada. Mucho. Y algo asustada. Porque no sé por qué lo estoy ni con quién o qué. Hacía tiempo que no se me desordenaba tanto el cuarto de juegos de la cabeza. Y ahora apenas encajan las piezas, de dos en dos, en distintas partes.

El miedo es porque no sé de dónde viene el enfado ni hacia dónde va. Haberme dado cuenta que estaba ahí desde hace días no es que mejore mucho la situación.

De pronto me he visto con los brazos cruzados sobre la cabeza, sobre la cara, en actitud de defensa pero con los puños cerrados para golpear o las manos abiertas para empujar. Y si los bajo… ay si los bajo.

Querida R.: duele tanto que no puedo bajar los brazos para hacer el duelo. No sé cómo sacarlo fuera. No puedo escribirte porque estás cansada y esto no funciona así. No puedo escribirlo porque ya no soy libre ni estoy desatada.

Yo sé que esto lo leerán las otras veintipico letras del abecedario y que ninguna serás tú. Que se entenderá un pito. Que este blog está lleno de desorden como lo soy yo misma, como lo he sido siempre. Que yo no quiero que nadie que no seas tú me pregunte.

Pero este blog también soy yo. Y yo soy ese nombre que tengo escondido y que cuando me salta a la chepa me sacudo a golpes con la mano.

martes, septiembre 21, 2010

 

  • Semana pasada (principios): problema de salud
  • Semana pasada (mediados): planes del puente a la mierda
  • Fin de semana: dolor + bajonazo anímico (ver líneas 1 y 2)
  • Ayer: reloj de pulsera a tomar por saco
  • Hoy: golpe con el coche LALALA (ya me lo tomo a choteo)
  • Mañana: ¿una maceta en la cabeza? ¿un piano de cola? ¿gastroenteritis? ¿un atraco?

Me mata la intriga de saber qué narices se me va a joder mañana...

Si digo que estoy de buen humor, no me va a creer nadie pero ¡lo estoy! :-)

lunes, septiembre 20, 2010

 

A veces un lugar es más que un espacio físico y se convierte en una especie de contenedor de tiempo aparte de tu vida. Como entrar en un acuario. Y los límites del movimiento y el aire pasan a ser como un baile y agua que llena los pulmones.

A veces un lugar te llena los ojos de esperanzas verdes y pequeñitas o te da besos de oruga donde más te duele. Y el dolor se difumina como gotas de tinta en el océano.

A veces un lugar es como volver a casa, acurrucarse en posición fetal y sentir el corazón de tu madre en el oído mientras te mece y se oye su voz cavernosa, directamente desde el esternón, cantándote bajito.

A veces no importa quién eres ni cómo has llegado hasta allí porque esas cuestiones son lo de menos. Lo que importa es el fluir y reconocerse en cada lágrima.

Y está bien.

miércoles, septiembre 08, 2010

 

Y ahí vine: en una versión con ruedas del famoso camarote.

En los primeros asientos, un señor de esos que creen que a los niños hay que hablarles muy alto para que le entiendan. Dos horas y pico de trayecto SIN PARAR. Mu jevi.

Delante de mí, un chico joven con pinta de “como me vaciles te arreo una hostia que vas a llegar a destino sin billete ni nada” que se queda frito con los cascos puestos… se le desenchufa la clavija y va amenizando durante 10 minutos a todo el personal con su CHUNDA CHUNDA CHUNDA CHUNDAAAAAAAAAAAAAAA a toda pastilla. Juro por esnupi que estuve un rato dándole meneos hasta que llegué a la conclusión de que debía de estar endrogao o algo, porque no había forma de despertarlo. (Y no, no lo estaba, sólo es que tenía el sueño pesado, MUY pesado).

Detrás de mí, un niño de unos 9 años TIQUI TIQUI TIQUI PIÑAUUUU PIÑAUUUU TIRURIRU TIRURIRU BRRRRRRRRR ÑIIIIIII PIII PIIII PIÑAAAAU jugando a algo en su nintendo no sé cuantitos.

Minibere con sus auriculares puestos viendo El Rey León: MAMÁAAAA QUIERO HACER PIIIIIIIIIIIIIIS (volumen como para que la oiga hasta el revisor que se quedó hace 300 km en la estación).

Teléfonos móviles sonando cada dos por tres.

Aquello parecía un recreativo, la plaza de un pueblo o el coño la Bernarda, no sé decidirme por un símil.

El día que RENFE patente asientos insonorizados, se forra. O eso, o que reparta tapones para los oídos y aspirinas.

Que digo yo ¿cuánto se tardará en burro de Madrid a Málaga? Por saberlo nomás.

Pss pss sgueme
Bereni-C reloaded

Marcas de ganaderos
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