martes, enero 18, 2011

 

Con la mudanza, se me metió esta canción en la cabeza. A saber por qué. Fui a buscar el CD rápidamente a las estanterías, antes de que se lo llevasen todo… y me equivoqué de álbum. Cuando volvimos ya se los habían llevado. La historia de mi vida. Mi vida en un guardamuebles.

Y después he ido conduciendo de punta a punta, como quien navega a través de las ondas de esta canción en la cabeza. Un bálsamo, un amanecer despacito. A la letra, mejor no hacerle caso. Después de todo es un grupo de los que llamaban siniestros o góticos.

No es el fin del mundo, es el cierre de una etapa. Es la puerta de nuestra ex casa con un golpe seco, que ya no encajaba bien. Es la despedida con eco. Las paredes desnudas, las persianas rotas. Una paloma de plástico de la granja de Pin y Pon.

Y esa sensación extraña de pasar por delante del portal y saber que ya no tengo llave, que ya no puedo subir, que mi casa ha desaparecido, que no es mi casa, que ya sólo existe en un tiempo que pasó y en mi cabeza. Esta cabeza que llevo perdiendo desde el día en que abrí los ojos. Perdido. Y, durante un breve parpadeo, el impulso de subir y sentarme en el sofá para doblar la ropa, ponerme una coca cola, encender la tele, ponerme el pijama.

Me faltan los chinos de la tienda de alimentación, que siempre tienen una sonrisa y todo pulcro y ordenado. Me falta la frutería de la esquina; las bromas con Pedro, el del garaje; saber cómo le va a la niña de Jose; mis macetas; la gata de la vecina. Me faltan los “eh, ya que andáis por ahí”. Me falta sentirme en casa.

Pero también me sobraban demasiadas cosas.

Estamos perdidos. Vivimos de prestado y lejos, pero vivimos. Aún no podemos empezar a acondicionar la que será nuestra vivienda definitiva, así es que damos las gracias por tener un techo bajo el que  guarecernos durante unos meses.  Y nuestra vida no está en un guardamuebles: nuestra vida somos nosotros. Sólo que, a ratos, cuesta un poco decir adiós, aunque la despedida haya sido deseada, aunque sea para cumplir un deseo. Aunque el jevi lo lleve peor que yo y no sepa cómo ayudarle.

Estoy más tranquila que otra cosa, en stand by. En fin, supongo que no estoy triste, it’s just the way I smile.

Porque no estoy triste, más bien todo lo contrario Sonrisa

2 comentarios:
  • 19/1/11 08:50, ynosek(+)kontarte dijo...

    ayyyyyyyyyyyy ..... ves cómo pasa??? y dale un achuchón al jevi ... dile que si quiere me meto con él para que se le pase un rato ... .

    mis pobres

  • 19/1/11 10:34, Salamandra dijo...

    Yo hace exactamente 12 años que me mudé de mi piso de soltera, en el que viví muchas cosas. Al igual que tú, estaba hasta las narices de ruidos e incomodidades, de tener que subir a pulso garrafas de butano, de tener que tender la ropa en la azotea 3 pisos por encima del mío y de no encontrar la mitad de la ropa cuando iba a recogerla, harta de la panadera de abajo que no hacía más que chafardear ... pero puedo decirte que cuando paso por delante me invade la nostalgia. Todavía.

    Debemos ser personas apegadas tu jevi y yo ...

    Por cierto, el Disintegration: ¡qué gran disco de los Cure!

    Mucha suerte en tu nueva etapa

Pss pss sgueme
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