lunes, octubre 20, 2008
Ay qué pereza pero sí. Toca el momento tortuga, meter la cabeza, esconder los miembros. O el mandarina, endurecer la piel y hacer que palpite el sol entre mis costillas reconvertidas en pepitas (y toda por dentro de color naranja dulce).
Ay qué pereza renunciar a compartir y tener que bajar las persianas. Hacer el esfuerzo de no ser yo misma, acostumbrarme a la semioscuridad. Volver a pasar las horas como flotando, sonrisa hueca y dientes brillando. Aprender a no tenerme miedo cuando estoy sola. Respirar los silencios como si fueran algo deseado. Concentrarme en que la vida está fuera y comienza a las 6 de la tarde. Convencerme de que esto que me pasa de 9 a 6 ni me concierne ni debe provocarme más que dinero.
¿Y lo que pone tomar café hasta que los ojos te hagan chirivitas y navegar por internet?
cocaina: lo siento coco, hoy no está de servicio.
ay ... maldito trabajo ... es un coñazo total, debería haber jornada de verano durante todo el año ... si es que no puede ser ...
y los lunes fiesta que se pasa de mal ... jo
ya, el invierno llega .. y encima sin avisar, pasaremos del turbotanga a los zorros en cereo coma .. verás.
Ain no es tanto el trabajo como tener que trabajar con los demás. Yo, que socializo hasta con un helecho, intentando no hacerlo. Y me cuesta la alegría, jatetú; pero tb me ahorrará ostias.
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