miércoles, octubre 15, 2008
El miedo es un bicho verde que duerme en mi estómago. Y siento sus uñas diminutas treparme hacia la garganta.
Si se escapase no quiero escuchar mi voz estridente y asustada. Por eso es momento de callar, no sea que lo descubran asomándose al balcón de mis dientes. Y lo escondo. Bien tapándome la boca al reír, bien parapetándome tras un muro de palabras.
Esto último se me da tan bien...
Al parecer lo tienes identificado, que es ventaja.
que majo el bicho verde, ...
y si le das mogollón de comer, se queda así como marmoting marmoting, y difrutas de un ratín sin complicaciones???
un besazo.
y cuando se va, es cuando notas lo grande que era el bicho...
Yo creo que todos tenemos nuestros propios bichos verdes en el estómago, y todos andamos empenyados en que no los descubran. Para mí que sería más fácil dejarlo salir, dejarlo marchar, y no avergonzarnos de nuestras voces asustadas (que son comunes a tantos y tantos...!).
Pero vaya, que supongo que estoy hablando más de mí que de ti. Porque entre otras cosas, a mí lo de los muros de palabras se me da cada vez peor... :-S
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