Bereni-C Desatada

Pues eso, que ha tocado cumple. Y sé que en todas partes cuecen habas, pero aquí yo ya he tirado la toalla. Resulta que tampoco es mi familia directa, es la política (por lo tanto, llegué con la peli más que empezada)... y mi costi no va. Y resulta que esta gente son todos muy familiares (todo lo contrario que aquí él y yo). En fin. Me cojo el jipiese, meto la dirección (porque vivimos a tomar por culo unos de los otros) y a nueve cientos metros: gire a la derecha y mantengase a la izquierda, a siete cientos metros: entre en la rotonda y así una media hora.

Hay muchos que no han aparecido, otros muchos que no he visto en mi vida, alguno que no se habla con otro, la niña dando carreras de un sitio a otro con las manitas hacia arriba, tan borracha la pobre de besos, regalos y abrazos que ni siquiera sabe que hay que soplar una vela (angelito).

Y yo, la agregada política, allí en medio. Sólo me falta la banderita de Suiza. En fins. Me junto con una parte en conflicto con otra y voy de uno a otro extremo porque total, yo me llevo bien con todos y con ninguno. Y cada uno me deja caer algún comentario del otro, claro, y yo pongo cara de pez y con la excusa de "ofú qué sed tengo" o la tan socorrida de "uy que me meo toa" salgo por patas enseñando la dentadura cual caballo en venta.

Porque claro, cuando te casas, o arrejuntas o emparejas, además de tu complementario vienen asociados los demás adjuntos. Cada uno de su padre y de su madre. Incluso de los de los mismos padres, cada uno pa echarle de comer aparte. Que en este caso no puedo quejarme, los quiero y creo que ellos también a mí. O al menos eso quiero pensar.

Lo que estoy empezando a comprender es por qué el primer regalo de novios que me hizo mi costi era uno de sus libros favoritos: Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell. Se ve que intentaba darme pistas, pobrecito.