jueves, febrero 11, 2010

Hoy ha tocado reconocimiento médico de empresa, no vaya a ser que contraten a alguien enfermo. La de RRHH me ha dicho que sí, que era obligatorio. A los compañeros que se extrañan de que no quisiera ir les he dicho que no, que la empresa no está comprando un caballo y que no sé por qué me tengo que hacer un reconocimiento cuando hace poco que me he hecho pruebas y la empresa me hace un contrato temporal por baja de maternidad de otra trabajadora.

Pero la verdad es que no quería ir porque me veía venir la peli. Empezando porque soy adicta a la cafeína y me dan unas cefaleas del copón si no la tomo. Teniendo en cuenta que me levanto a las 6:30 y que el reconocimiento era a las 11, pa qué contar más.

Otra razón por la que no quería ir es porque me conozco. Me he perdido al ir, me he perdido al volver, he dao mil vueltas, me he metido en un polígono de esos de los 70 donde no cabe un alfiler y todo son naves en calles estrechas… Amos, que ni Ulises. Por poco si no acabo en Pernambuco.

¿Es eso to… eso to… eso todo, amigos? No se vayan todavía ¡aún hay más! Hace un mes le quitamos la tarjeta de memoria al GPS. En ella iban los mapas actualizados pero no son imprescindibles y el bicho funciona bien igualmente. Bueno.. funcionaba. Que se ha desconfigurado. Así es que cuando iba yo con mi dolor de cabeza agudo sin apenas poder abrir los ojos y rezando para llegar viva al curro, oigo una voz sensual que me dice: En 700 metros, gire al nordeste. Y me quedo a cuadros. Su p.m. en verso sabrá por dónde queda el nordeste si yo no sé ni dónde he puesto la mantequilla esta mañana.

Miro la pantalla del GPS: aparece una carretera a la derecha, un espacio en blanco a la izquierda y mi coche atravesado en medio de la nada. En 2,5 km, gire al norte.

Y luego he llegao al curro y me he tenido que volver a casa mala malísima con la puñetera cefalea de abstinencia.

Ah, sobre el reconocimiento: que estoy gorda y soy miope (¡¡dios mio, dios mío!!! ¿¿¿cuándo ha sucedido eso??? ¡qué sorpresa, qué disgustazo!). En fin.

Y no olviden supervitaminarse y mineralizarse.

martes, febrero 09, 2010

Dentro de un cuarto de hora ya no será mi cumpleaños. Hoy ha sido un día raro.

Es la primera vez que no lo digo. Desde los caramelos hasta las docenas de churros en el penúltimo algodonal, siempre me ha gustado que fuese un día diferente, que me dieran besos, que me preguntasen la edad, que me sonrieran al felicitarme. Siempre he dejado cosas en la cocina y he indicado las instrucciones de uso en un mail: “hay pasteles para todos, hoy es mi cumpleaños. Podéis coger tantos como queráis siempre que antes os paséis por mi mesa a darme besos, felicitarme y decirme lo joven que estoy y que parece que cumplo 20”.

Así es que hoy ha sido gris, extraño, un poco plof. Pero no he querido decirlo. Después de casi un año (que hará el mes que viene) me llevo bien con todo el mundo, ya tengo cierta confianza, ya me siento a gusto con la gente, pero no. Tengo muy claro que esa no es mi empresa, ese no es mi sitio, esa no es mi vida. Mi vida está fuera de esas paredes.

Quizás acabe jubilándome en ese maldito sitio, ya que la crisis, la edad, el horario, cómo está el patio y que si la abuela fuma; pero mi vida personal es el último reducto que me queda. Es mía y es íntima, y no quiero compartirla con los que allí están. Y saber que era mi cumpleaños y que sólo yo lo sabía y que era algo mío, era como guardar una monedita de oro en la mano y verla brillar a escondidas, con una sonrisa.

A lo mejor nadie lo entiende, pero yo sí. Y eso es suficiente.

Gracias por leerme un día más.

jueves, febrero 04, 2010

Estas son las últimas tres contraseñas que he utilizado en el curro:

Qof1000

Qod1000

Qoj1000

Y ahora, por veinticinco pedorretas y un gallifante, díganme qué les sugieren y si saben el significado. (Fa-ci-lí-si-moooo)    :-)

martes, febrero 02, 2010

La mayoría de las veces me gusta recibir comentarios. Agradezco que alguien se tome la molestia de dejar su opinión (siempre que esta sea que soy la más guapa, la más lista, la más alta y las más mejor). Quiero aclarar, pa no andar dándole vueltas, que no suelo contestar. No es que dé igual ni que pase ni que la abuela fume: es que me da una pereza…

Cuando no tenía a Minibere, todo el monte era orgasmo. Es decir: llegaba a casa, tiraba los zapatos y me despanzurraba en la silla del ordenador a navegar como guarro en charca.

Ahora llego a casa y me quito los zapatos. Hasta ahí todo igual. Y luego… recoge, lavadora, tiende, mueve, baña a minibere, vigila cena, cepilla dientes, lee cuento, arrulla, cena tú, recoge un poco más y, por fin, a las 10 de la noche, siéntate ante el portátil (mira, eso también ha cambiado).

Teniendo en cuenta que no puedo con mi alma y que tengo una autonomía aproximada de una hora (dos o tres, forzando a máximo) y que al día siguiente me levanto a las 6 y 20, pues blanco y en botella: horchata.

Comento poco porque estoy cansada y tengo poco tiempo para hacer más cosas. Cuando comento lo hago porque me apetece y no me considero obligada ni a visitar ni a comentar en blogs de gente que me lea. Aquí se viene con plena libertad y por gusto, no por obligación ni hay que “cumplir” ni hay compromisos, como las visitas familiares. Ni yo te enlazo a ti si tú me enlazas, ni qué poco me gustas pero te hago la pelota para que vengas. (Ay si yo os contara lo que he sabido por ahí en ese sentido).

En resumen: que gracias por leer y por comentar. Que leo muchos blogs, navego, busco información, busco curro, actualizo el blog, me voy al facebook… pero que la mayor parte del tiempo leo y poco más. Estoy demasiado cansada hasta para pensar o contestar o participar como comentarista aquí en otros blogs (y eso que leo varios que me gustan muchísimo). Que ello me genere más o menos tráfico o lectores… pues como que no veo por qué habría de importarme. Ni que esto fuera una empresa o me dieran un premio por número de visitas.

Así es que Ana, aquí tienes respuesta a tu comentario, pero extendido. Y vaya también la misma para quienes han esperado algo parecido.

No obstante, intentaré manifestarme cuando pueda.

Y esto, señores, es lo que hay.

lunes, febrero 01, 2010

Mi madre me lo lleva diciendo desde que tengo uso de razón: “Mira quereh tentá, hiha” (Nota del Traductor: Qué indecisa eres, hija). Después de comparar tarifas, morderme las uñas, comparar velocidades, morderme los dedos, comparar características, morderme los muñones, multiplicar por pi erre cuadrado y hacer el pino puente, me decido a cambiar de operadora para conseguir, espera… [pausa dramática a lo Barney Stinson] el móvil de mis sueños.

Entre que me enteré el sábado de que la promoción acababa el domingo y la dichosa indecisión, termino por solicitar la portabilidad ayer por la noche. Arfs.

Primera pantalla:

nombre, apellidos (esta me la sé)

dirección, teléfono (vale, facilito, vamos bien)

operador, icc (joder, a desmontar el móvil)

número de cuenta (mierda ¿donde lo tengo ahora?)

plan, pitos, flautas (esto… plan B siempre, piii piii y la de Hamelín ¿será eso lo que me están pidiendo)

[dos pantallas más y un cuarto de hora después]

¿¿que cuántos pelos tiene en el sobado el vecino del quinto??

Y así un rato.

Hasta que todo se queda en blanco. Terminado. Finish, sacabó. Ya he metido dos veces el número de cuenta, le he hecho la cera en las axilas al vecino (¡gratis!) he aprendido a hablar indonesio y me he cagado en repetidas ocasiones en la web de mi “nuevo” operador.

Esta mañana he llamado, extrañada de no haber recibido ningún mensaje de confirmación ni contrataque de mi actual compañía para ofrecerme el oro y el moro.

Que no tienen constancia de mi solicitud, dicen. Que vuelva a entrar a intentarlo. Que la promoción era hasta ayer, que qué hago, pregunto. Que entre a ver si sigue vigente, me dicen (¿¿holaaaa?? ¿hay alguien ahíiiiiii? toc toc. Ah, pues esta cabeza suena a hueco, sí). Que buenos días y que va a hacer portabilidad con ustedes su santa madre si eso, digo yo.

Y así me he quedao con mi mismo terminal y mirando hacia el infinito mientras me hago sombra con la mano a la espera de que a algún helicóptero perdido se le caiga un móvil como el que quiero y vaya a dar en mis manos (¿imposible? bueno, si a Earl le tocó la lotería sin haberla echado y a la que lleva menos que yo en el curro la han hecho fija con sus bonos, su plaza de parking y su seguro médico privado gratuito y se ha quedado embarazada del tirón, yo ya me espero cualquier cosa).

Pss pss sgueme
Bereni-C reloaded

Marcas de ganaderos
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