jueves, abril 05, 2012

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viernes, noviembre 18, 2011

 

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A algunos nos gusta empezar el periódico por el final...

¿Y por qué no? ¿quién ha dicho que tenga que ser de otro modo? :-(

jueves, noviembre 17, 2011

 

Me cuesta tanto creerme los halagos que siempre pienso que no son reales, que son por quedar bien, por cariño, porque no me conocen o no me han mirado dos veces.

Me maquillaron en una tienda. Me hicieron una foto y, al mirarla, se me cayó el alma al suelo. Me decían que estaba estupenda, que estaba guapa. Y yo pensaba que no, que no lo estaba. Y no era por falsa modestia, sino por la vocecita. Esa que me susurra al oído. Y esta vez me susurraba: vieja.

¿Será la crisis de los 40?

Ya sé, ya sé. Que no soy vieja. Que no lo soy. (Según para quién).

He pasado de huir de las fotos y los espejos como de la peste a recrearme en cada escaparate, incapaz de creer que había conseguido una imagen de la que no me sentía profundamente avergonzada.

Y ahora, pasada la euforia, la borrachera, se despeja la niebla y me cuesta reconocer mi propia cara. Esta cara que ya no parece abotargada e hinchada pero que, precisamente por eso, me muestra unas marcas que nunca había tenido. O que yo no había visto.

Así, me miro en las últimas fotos y descubro unas líneas al sonreír que más parecen surcos de campo arado. Y qué queréis que os diga, dejémonos de tonterías: que si son de felicidad que si… son arrugas y muy marcadas. Y me dice la vocecita al oído: vieja.

¿Será la crisis de los 40?

jueves, noviembre 03, 2011

 

Que llevo años cerrada a cal y canto.

Que no puedo, que el bloqueo.

Que hablo, comparto, digo, hago, pero que no siento. Que es inercia, supervivencia, costumbre, el qué dirán, donde va Vicente. Que sí siento pero no como algunos creen.

Que cómo permitirse querer a alguien sabiendo que va a dejarte en alguna parte del camino, sin mirar atrás.

Que quiero que me quieran pero que por eso no quiero que lo hagan. Que luego me acostumbro y para qué.

Que la idea de apertura es un miedo irracional que se traduce en cerrar los ojos, cruzar los brazos sobre la cabeza. Y si hay que abrirlos, nunca mirar a otros directamente.

Que la apertura de la que hablo no se ve. Que no es contar o no mi vida (eso no me cuesta NADA). Que la apertura es al calor y al frío.

Que el miedo es el cerrojo.

Que a lo mejor ahora que lo reconozco y lo escribo, que a lo mejor.

miércoles, noviembre 02, 2011

 

Sísifo perdida, voy subiendo una piedra cuesta arriba para volver a resbalar.

En la clínica donde adelgacé hay grupos de terapia, que le llaman. Me han contado que hace unas semanas, una chica que había perdido muchísimo peso saltó de repente: ¡¿PERO CUÁNDO VÁIS A CONFESAR DE UNA VEZ QUE NUNCA VOLVEREMOS A COMER NORMAL?! Me lo contaron y reconocí el grito en mi propia cabeza.

Nunca volveré a comer lo que yo creía normal. Porque lo que yo creía normal hizo de mi alguien que no quiero volver a ser. Y ahora no ganar peso me supone un esfuerzo CONSCIENTE. Y es cansado. Es cansado.

Y en eso estoy. Lo que digo siempre: lo que para unos es automático, para mí es aprendido. Y cómo cuesta, joder. Cómo cuesta.

Buscando la medida de todas las cosas. Esa que no recuerdo haber tenido, esa que me me ha dado tantos quebraderos de cabeza.

Que a estas alturas no me supone ningún esfuerzo comer lo que sé que me mantiene despejada, feliz, sin angustias. Faltaría más.

El problema es que puedo comer de todo, pero cuando me paso un poco es como si se abrieran las espuertas del averno: paso del nada al todo. Así: CHAS. Menuda novedad: ya me lo habían avisado, es punto común en cualquier adicción, es lo normal en quien no tiene límites en la medida de las cosas.

Y ahora vuelvo a notar el polvo en mis pies del fondo del barranco. Me seco las manos en los muslos, las apoyo en la piedra y, vámonos Bere, ladera arriba. Que esto es una chorrada para lo que ha sido.

Porque para mí merece la pena. Y subiré la piedra una y otra vez cuantas veces haga falta.

***

Y esto que acabo de contar es parte de una vida que no cuento en el blog como fue ni como es. Y por eso no escribo. Los cambios que he pasado han sido tan importantes en cuerpo y mente, que contar cualquier cosa relacionada con el tema es como desnudarme. Y a veces me planteo si ese pudor es bueno. O malo. O me bloquea.

martes, octubre 18, 2011

 

Qué me ha dao, pero qué me ha dao que llevo todo el día acelerada. De no poder levantarme por pura pereza, pero pereza de la que bloquea, hoy estoy como si me hubieran dado cuerda y me hubiera pasado de rosca.

Y allá que chin chin chin como un mono con platillos.

En el curro he hecho mil cosas. He estado en el parque con Minibere, le he preparado el baño. He despejado otra habitación. He subido bultos al trastero que llevaban meses aburriéndose por la casa. He abierto LAS DOS ÚLTIMAS CAJAS. He recuperado mi colección de revistas de punto de cruz. Ese punto de cruz que tanto me gusta y que sólo me ha dado para hacer cuatro o cinco marcadores de libros. Y ya está.

Con un nudo en el estómago y ni tengo claro por qué. No hay razón o es una suma de razones. Tal vez escribiendo lo saque. Tal vez.

Anoche estaba agotada mental y físicamente. Me tomé un Myolastán, me dió el bajonazo muscular. Sensación extraña, miembros flotantes, hasta la lengua la sentía rara. Me duró una hora. Se me pasó.

He vuelto a dormir mal. No tan mal como de costumbre, pero sí. Malos sueños de nuevo. Despertar, cambiar de postura, dormir, volver a soñar. Así toda la semana.

¿Es el otoño?

lunes, octubre 17, 2011

 

¿No hay días que os levantáis más gilipollas que de costumbre? Yo no tengo un día: tengo temporadas. Y soy gilipollas con matices: soberbia, tarada, torpe, picajosa. Vamos, que además voy cambiando. Una joya.

A estas alturas no os voy a engañar.

A estas alturas estoy aprendiendo a no engañarme.

Pss pss sgueme
Bereni-C reloaded

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