martes, junio 23, 2009
Quería decirle tantas cosas que, como siempre, no dije apenas nada de lo que realmente quería; pero lo que no imaginaba era que serían las últimas palabras.
Me ha podido la voz negra que llevo dentro. Esa que me dice que hablo demasiado y que por eso, nadie me va a querer nunca.
De pronto me encontré suelta de su mano y no supe cómo había sido. Me senté en el suelo.
Aquí sigo desde entonces.
Ay, mi niña. Qué ganas de cuidarla.
Eh... reminiscencias del pasado espero...
Abrazos!
joder bereni ... sabes que me pones los pelos de punta ....
impresionante. un post de diez.
un besazo.
Publicar un comentario