domingo, julio 26, 2009
N. puede oír un rascar de uñitas así, como quien no le da importancia, y el crujir de la madera en el suelo que, precisamente, es de terrazo. Subir el volumen de la música serviría si no fuese por el olor que lo delata. Está ahí, contaminando el descanso.
Y luego será inevitable. El frío de la mañana, y a partir de ahí todo irá cuesta abajo y volverá a empezar la tarea de ablandar el ladrillo. De pelear a mordiscos, de dejarse ganar. La derrota de cada día.
Sí, ahí está esperando, agazapado. Otro lunes más.
Um... es críptico... y llevo dos días pensándolo xD (no tiene mérito xD)
te he dicho ya lo que me gustan las vidas ejemplares? eh? ehhh?
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