A veces los posts empiezan a moverse y a crecer despacito y adviertes que están vivos. Se retuercen, te llevan a donde no querías, pero sin darte cuenta. Serpientes, ríos, cuerdas de saltar.
A veces los posts crecen vegetalmente salvajes y te devoran las intenciones como una planta carnívora en el silencio más absoluto.
A veces los posts son como gotas de agua con azúcar que te van cayendo en la lengua.
Y cuando intentas atraparlos, se escurren como peces. Peces de gelatina. Gelatina entintada. Tinta de mentira, píxeles, unos y ceros.
Intentas abrir un trozo despacito, porque querías que ahí hubiera una nuez de otro sabor. Pero el post ya ha crecido, se ha hecho fuerte y da coletazos de dragón dejando un rastro a tierra quemada que ya no hay forma de tapar. Te quedas con tu nuez en la mano, con tu mejor cara de gilipollas, como en aquella canción de Javier Krahe.
A veces los post nacen muertos y hay que dejarlos respirar sus últimas bocanadas para luego freírlos con harina o dejar que se disuelvan, así sin grandes traumas. Muertos de humo.
Porque a veces los posts tienen vida propia.
Qué artista. Si tiene hasta sabor el post... ^^
Con tanto estar en la biblioteca casi se me pasa
Felicidades :-)
Besos
Nos vemos.
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