Os propongo un ejercicio de visualización. Primero hay que ver el vídeo (venga, aunque sea sólo unos segundos) y después hay que imaginarse a las protagonistas sin tutú pero con pantalón elástico por debajo de la rodilla.
¿Bien? Sigamos: camiseta color berenjena, zapatillas deportivas blancas, calcetincitos ridículamente pequeños y blancos, una diadema sujetándoles el pelo, un botellín de agua en una mano y una toalla en la otra. La cara de panoli es opcional, pero también es parte de la imagen.
Sí, soy yo. Y lo vuelvo a intentar con el putostep. ¿He dicho pustostep? No. En realidad no tengo ni idea de a qué narices me he apuntado porque es un gimnasio de esos que pagas la cuota y te metes en la clase que quieras. Y esta decía: Aerobic-Step pero lo que hemos hecho ha sido tortura extrema Step y Batuka ¿¿por qué por qué tanto dolor??
Hala, con dos cojones y un palito.
Ha entrado en clase un niño de impresión y nos ha dado la paliza de nuestra vida. Que yo ya había ido a clases de aerobic, pero, o esto es el modo “Fast Foward” o lo que yo hacía antes era una mariconá para florecillas. Dios mío qué mal lo he pasao.
El yogurín es de infarto: guapo, buenorro y no veas cómo baila el cabrón, qué cuerpazo, qué… va, que me disperso. El yogurín nos ha metido tal caña que hasta él estaba asfixiao.
Y yo, al igual que nos pasó una vez a una amiga y a mí, que descubrimos en nuestras propias carnes que se podía llorar de miedo, por primera vez haciendo ejercicio he tenido unas ganas locas de llorar a mares. Tal era el sofoco y la adrenalina.
Pero no, no lloré. No hubiera podido más que hacer el gesto porque todo el líquido de mi cuerpo estaba concentrado en salir a chorro por todos los poros a la vez (y otros más que debieron de salirme debido al esfuerzo). De hecho, tengo la impresión de que me sudaban hasta las córneas.
Y encima he pagado el mes entero.
Me pregunto pa qué narices querré yo hacer ejercicio o adelgazar, con lo feliz que soy espanzurrá en el sofá. Que yo ya no estoy ni pa hacer el cabra ni pa yogurines danzantes.
Y encima decía: venga, ahora relajación para bajar las pulsaciones. Y yo a punto de que me bajaran de golpe: parada cardiaca y a tomar viento. Esto no puede ser bueno, no señor.
Cuando he llegado a casa, me temblaban las piernas y el jevi se ha asustao de verme el color amoratao que traía… Y ahora me duele hasta el carné de identidad.
En fin. Seguiremos informando si es que sobrevivo. Y al que me diga que el deporte es salud, me cagoen…