lunes, febrero 05, 2007

Reproduzco aquí, íntegramente, un post de Gerardo García-Trío, autor del siempre interesante blog Bajo el Volcán. No hago comentarios porque me pierdo... y porque tengo a la fiera corrupia en la cuna a puntito de arrancar por soleares.

22 enero, 2007

La AVT pone una querella a Javier Marías

La organización de extrema derecha Asociación Víctimas del Terrorismo pone una querella a Javier Marías. La "razón" es este artículo de Marías, que suscribo totalmente, en su sección "LA ZONA FANTASMA" en El país semanal de este 21 de enero de 2007:

Un país demasiado anómalo

En verdad este país es anómalo. ¿Qué ha pasado en él para que hasta el colectivo de personas que merecía –y tenía– toda nuestra compasión, nuestro respeto y nuestro apoyo se esté convirtiendo en uno de los grupos sociales más antipáticos, irrazonables, verbalmente agresivos y –lo que es peor– temibles? Desde que el señor Alcaraz se puso al frente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, ésta ha pasado a ser, para gran parte de la población, algo con lo que más vale no cruzarse ni encontrarse en la calle, y yo no sé hasta qué punto sus miembros más sensatos, menos manipulados y envenenados –aún habrá muchos, espero–, se dan cuenta del flaco favor, incluso del enorme daño, que ese dirigente les está haciendo al utilizarlos principalmente como “brazo manifestante” de la extrema derecha mediática, encabezada por la emisora radiofónica de los obispos siembracizañas.

El día del primer atentado mortal de ETA tras su larga tregua tácita o declarada, una buena amiga mía, que vive cerca de Sol, se acercó tranquilamente a uno de los quioscos de esa plaza para comprar el periódico. Se encontró allí con verdaderas masas, lo cual no tiene mucho de particular en las desaforadas y estiradísimas fechas navideñas (solían iniciarse el 22 de diciembre, ahora los comercios y los alcaldes las adelantan un mes, cosa demencial e insoportable, y más o menos equivalen al Ramadán, en lo que se refiere a paralización de la vida activa). Pero le llamó la atención la proliferación de banderas españolas, y se puso alerta. Al contármelo hizo hincapié en lo que todos los moderados de este país sabemos, con tristeza: ¿qué clase de lugar es este en el que todavía nos sobresalta y alarma la abundancia de enseñas del país nuestro? (No sé si quienes abusan de ellas para sus fines particulares son conscientes de cuánto las ensucian, a ojos de la mayoría.) Allí estaban congregados los miembros de la AVT, con pancartas llenas de insultos y de disparates, pidiendo, a estas alturas, “la verdad sobre el 11-M”, y acusando no tanto a ETA, que acababa de dinamitar Barajas, cuanto al Gobierno socialista. Mi amiga compró EL PAÍS, como suele, y el quiosquero le dijo: “Este sí me queda. Hoy aquí se ha agotado La Razón y se está agotando ya El Mundo, mira cómo está la plaza”. Ella no sólo miró, sino que oyó. Algunos manifestantes, muy cerca de ella, gritaban: “¡Hay que fusilar a Zapatero! ¡Hay que fusilarlos a todos con una Parabellum!” No pudo reprimirse y los miró, como diciendo: “Miren, aquí ya no se fusila a nadie”. Ni siquiera llegó a decirlo, no le dieron tiempo, así que los miró con reprobación tan sólo. Pero eso bastó, y que llevara EL PAÍS bajo el brazo, para que los energúmenos de la AVT (cuesta escribirlo: ¡energúmenos en la AVT, merecedora hasta hace no mucho de toda nuestra simpatía!) se pusieran a seguirla en su recorrido y a llenarla de improperios. Esos individuos eran guerracivilistas. No sólo por los insultos que escogieron (“¡Perra, roja, miliciana, guarra!”; en el 2007, parece increíble), sino por montar en cólera al ver el diario que ella leía. Mi amiga siguió adelante, sin ya volverse, pero al comprobar que la retahíla de injurias no era cosa momentánea y no amainaba, dio media vuelta y, como me dijo con gracia, entró a “pedir asilo político” en la Librería Méndez de la calle Mayor, cuyos dueños no se sorprendieron y le confesaron que no era la primera vez que tenían noticia de escenas parecidas. Tres días más tarde mi amiga fue a su banco, y allí le contó el cajero que, sólo por llevar este periódico –sin que en su caso mediara ni mirada–, miembros de la AVT, el mismo día del atentado, lo habían seguido llamándolo “¡Hijo de puta!” durante un buen trecho. Mi amiga, así pues, no fue la única víctima de las Víctimas, o de sus jaleadores.

Yo he oído contar muchas veces a mis padres que durante la Guerra Civil los motivos para sacar a alguien de su casa y darle el paseo eran a menudo proporcionados por los porteros o los vecinos: “El del segundo leía El Socialista”, se chivaba el portero a los falangistas sevillanos, y eso bastaba para que éstos subieran por él y se lo cargaran. “El del tercero iba a misa”, acusaba un vecino ante los milicianos madrileños, y éstos ya veían razón suficiente para borrarlo del mapa. Esto se parece demasiado a la actitud observada el 30 de diciembre por algunos miembros de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. Hay que decirlo una vez más: a las víctimas de ETA hay que compadecerlas, alentarlas, ayudarlas, procurar que reciban justicia y resarcirlas en la medida de lo posible, porque han pagado y sufrido en nombre de todos. Pero ser víctima no da la razón, ni hace más sabio, ni convierte a nadie en santo, ni lo exime de su obligación de respeto hacia los demás ciudadanos. Si una víctima delinque, no por eso deja de ser víctima, pero pasa a ser también un delincuente. Y si una víctima persigue e insulta a quien le lanza una mirada o lee el diario que le apetece, tampoco dejará de ser víctima, pero además se habrá convertido en un energúmeno, un intolerante, un enemigo de la libertad y un miserable. Que el señor Alcaraz, de quien las Víctimas están siendo víctimas en los últimos tiempos, se pare a pensarlo un minuto, y se aplique el cuento.

5 comentarios:
  • 5/2/07 11:38, Zuviëh S.F. dijo...

    Ô_o me acabo de quedar a cuadros.

  • 5/2/07 17:54, dark dijo...

    La AVT es una asociación completamente politizada y es una lastima que destrozen los valores por los que fue creada.

    Igual que es una lastima que la bandera nacional se asocie a actos/organizaciones de derecha/ultraderecha, yo soy español (y europeo) y me jode el uso partidista que se hace de la bandera, pero me jode igual el uso partidista que se hace de la "otra" bandera, si la izquierda española hubiera normalizado el uso de los símbolos democráticos quizás se hubiera evitado esto.

    Aqui ambas partes van a lo suyo y desgraciadamente lo suyo no suele coindicir con lo nuestro.

  • 5/2/07 19:59, Bereni-C dijo...

    Eso es cuestión de puntos de vista: si la derecha española no hubiera hecho ostentación de esos símbolos como reinvincación de un pasado más, llamémoslo, yugo-flechero...

    De todos modos, aunque ya sabes de qué pié cojeo, admito que aquí ninguno es un santo, ni de uno ni del otro lado.

    Qué pena tanto odio...

  • 6/2/07 09:05, dark dijo...

    A eso me refiero con el uso partidista que hace la derecha de la bandera. No deberían permitir esa asociación de ideas, bandera = facha y es triste que además la promocionen.

    Unos se apropian de la bandera y la ensucian, los otros la repudian. Asi jamás se cerrarán las viejas heridas.

    Creo que voy a pedir la nacionalidad australiana, Mofli me entendía mejor.

  • 6/2/07 20:16, Guillermo dijo...

    Hace tiempo que cuando leo AVT mi cerebro solo interpeteta Aprovechémonos de las Victimas del Terrorimo (y politicémoslas)

    Por cierto, siempre es interesante leer a Javier Marías en su columna dominical (por lo general no apta para fachas y cortos de entendederas claro)

Pss pss sgueme
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