martes, septiembre 28, 2010
Querido J.
Cómo contarte. Que todo se fue al carajo. No era normal una racha tan buena. A. sigue en su línea zen, pero la mía se ha enredado como una hebra de lana demasiado larga.
Ayer hubiera querido que me vieses, porque era la que que te conté una vez y no la que se sentaba en el sillón aferrada al menudo cojín japonés y blanco. Tal como me describí.
J., no me reconozco. Tengo huecos en las manos que había perdido y los ojos se me agrandan por momentos.
Tengo que verte un día: quiero que me veas y darte el abrazo que nunca te di.
Besos (muchos, de abuela),
B.
A veces me gustaría que me dedicaras una carta, pero con sonrisa.
Visita mi blog, que te he dejao un recadito, anda.
Publicar un comentario