Pos eso, que le dije al jevi Nene ¿compramos un Monopoly? [¿A qué me recuerda a mí esto?]* y tal como habíamos ido a buscar al jodío Burrito Pepe del que minibere no se despega ni con agua fría, también nos trajimos el susodicho juego del Carrefour.
Toda la semana una pereeeezaaaa... y el último día me dió por sacarlo. Abueli-bere, mamá-bere, papá-bere y el jevi. Ain que yo no sé jugar a esto, ain hija qué cosas tienes, con lo torpe que está una... (abueli y madre en modo me-quejo-de-lo-mayor-questoy ON). Bueeeno, ya que el jevi y yo somos los únicos que sabemos jugar, habrá que tener paciencia.
Y repartimos el dinero. Y tiramos los dados riqui riqui ris clic clac clec. Ain... ¿lo compro? Lo compro... ain... que yo no sé... ¿pongo una casa? Y nos fuimos repartiendo las calles. Y no había manera de juntar tres del mismo color cagonsanpeobendito. Y me quedé afónica de negociar, hacer ofertas y tentar. Mamá-bere llegó a decirme que si volvía a pedirle que me vendiera el Paseo del Prado me mandaba al mencionado paseo de un patadón, seguida del tablero del juego y toas las piececitas (y eso es mucho, teniendo en cuenta que estábamos a 500 y pico kilómetros del sitio). El jevi el mu capullo no soltaba calle si no era por un pastón imposible y dos calles a cambio (anda ya y así te comas tu Calle Fuencarral con patatas). Me inflé de comprar, de poner casas... y de perder todo el dinero que tenía. La partida terminó a las 2 de la madrugada.
Yo en bancarrota.
El jevi con tres miserables billetes de cuatro perras.
Papá-bere habiendo abandonado hacía una hora y pico.
Mamá-bere y abueli... con casi todos los billetitos de color disponibles en la caja, chorrocientas casas, no sé cuantos títulos de propiedad y ji ji ji fíjate si yo ni sé ji ji ji.. ain ¡a ver cuándo jugamos otro día!.
Cagontóya con las generaciones anteriores.
* [Mayo 2000, el jevi en el talgo, yo en casita, vía teléfono móvil: Nene ¿y si nos casamos?]