lunes, enero 31, 2011

 

Mi casa, pero aún no. Bueno, mi casa porque tenemos las llaves y nos han transferido la propiedad. Eso que a mí me suena al cartoncito con una banda de color mostaza Calle de Serrano uno dos tres cuatro cinco seis siete sin pasar por la casilla de salida ni cobrar los 200 euros.

Que la señora es “poco curiosa”, nos dijo con un mohín el chico de la inmobiliaria. Angelico, qué trabajo le debió de costar ponernos en antecedentes sin usar las palabras “warra” y “gallinas”. Él se limitó a llamarla, simplemente, Lola. Que esperaba que no nos asustara el olor a perro, que tenía varios…

Lo de warra y gallinas no lo vimos así a priori. Poco curiosa, sí, peste a perro, un rato (un tufo que tiraba p’atrás a pis canino) pero al volver al piso vacío, ay madre. Si en esos muebles y frigorífico guardaba comida es que son inmunes a todo bicho viviente. La casa tiene mierda para alicatar tres cuartos de baño.

Ahora, maja, un rato, la verdad (la señora).

Tenemos tarea por delante, mucha. Ahora estamos viendo cuánto roto y viejo hay que antes no se veía llena de enseres. Y es descorazonador, además de preocupante (que no sé si nos llegará el presupuesto para todo). Así es que además de lo que ya no nos gustaba (los colores estridentes y opresivos, los panelados de madera oscura que hacían poco luminosa una casa totalmente exterior, el baño con cenefa de plástico hasta en la tapa del water) ahora vemos los rotos y descosidos.

Mi favorito, con diferencia, es el baño exterior. Todo en negro y dorado, azulejos grises. Mampara de bañera alternando espejos y paneles imitando a mármol negro y blanco. Más que ducharte parece que vas a dar la última cabezada. Que he visto mausoleos más alegres y con menos pinta de tumba, vamos. Le he dicho al jevi que yo ahí no pongo un pie (ni un culo en el retrete) hasta que no esté todo lleno de lazos y corderitos rosa, por lo de contrarrestar lo más posible el yuyu que me da. Qué repelús, madre. Que estoy por hacer un exorcismo en lugar de una reforma.

El jevi dice que, si le pongo corderitos rosa, me ahoga con la cortina de lazos y me empareda detrás de los paneles imitación a mármol que habrá guardado expresamente para ello (glups). (Ahí sí que lo mismo no le viene mal un exorcista después).

Habrá que llegar a un consenso (por la cuenta que me trae).

Pero da igual. Qué ilusión ir a verla e imaginarme los muebles, los colores claros, el plato de ducha. La luz entrando a raudales. Y Minibere, en el parque que hay a 40 metros del portal, en la misma placita. Un parque infantil con tobogán, columpios, escaleras, agujeros, cuerdas…

Ya he visto los manuales de los electrodomésticos que nos ha dejado la ex dueña de la casa y ¡la vitro es de inducción! (casi doy botes al verlo. Compramos una este verano en plan urgencia y nos quedamos con las ganas por el precio), la nevera está bien y la lavadora tiene tantas funciones que sólo le falta llevar a Minibere al cole. :-)

También nos ha dejado Lola un poto tamaño XL, unos azulejos de adorno con escenas campestres que no llegan a kitsch, así es que se quedan en horrorosos, y tres láminas de, cómo no, unos perros en la hierba.

Y esta será nuestra casa. Ahora sólo queda empezar a llenarla de recuerdos :-) (y gastarnos una pastaca en reformas, y llegar a la extenuación limpiándola). :-))

viernes, enero 28, 2011

 

Días de mierda. Días en los que querría un trozo de seta del delantal de Alicia para hacerme pequeña pequeña y meterme en un bolsillo del jevi. Que me llevase al trabajo, al comedor, a por la niña, en el tren, por la calle. Calentita, mecida, pequeña. Contenida en su mano a ratos, escondida, abrazada, a salvo.

Porque en días así nada es suficiente. Porque en días así querría esfumarme, dormir y no despertar durante mucho tiempo.

Porque sé que esto no pasará mañana ni al día siguiente. Porque sé que sólo me queda esperar a que baje la marea sin ver la línea de costa.

Mientras tanto, me agarraré a minibere y le diré al jevi que me abrace ahora cuando vayamos a dormir.

Después de todo, Alicia no es más que un personaje de cuento, las orugas no hablan (y mucho menos fuman) y hay cosas que no merecen la pena.

Buenas noches.

jueves, enero 27, 2011

 

Instrucciones de uso:

  1. Llenar la bañera con agua MUY caliente
  2. Poner esta lista de Spotify
  3. Ay..uy..ay..aah..meterse dentro…(¡ottiaquemaquemaquema!)
  4. Apoyar la cabeza en la pared
  5. Abrir un poco el grifo y dejar que el agua templada/fresca chorree sobre los pies
  6. Cerrar los ojos
  7. O también… cantar las canciones cual señora con callo doloroso pisoteado sin temor a que vengan los bomberos al rescate, como si no hubiera un mañana.

Y es que estas canciones me tranquilizan, me llevan a un estado Zen que mola. Lo malo es que al final acabo cantándolas como si me fuera la vida en ello, que para eso me sé muchas de las letras de memoria, tanto las he escuchado.

No es sólo el tono o el ritmo: son pedazos de recuerdos que se encienden como llamitas que surgen de repente de un rescoldo, son sentimientos. Algunos tan inesperados como llorar escuchando a Michel Sardou. Y eso que sólo entiendo partes de la letra, pero qué queréis, lo poco que pillo me emociona.

Me faltan unas pocas que no he podido encontrar en Spotify: Closer, de Travis; Dream a Little Dream of Me, por Carly Simon; Otherside, de los Red Hot Chilli Peppers.

En fin, las cantéis a grito pelado, os relajéis con ellas o echéis el kiki del siglo (¿por qué esa manía de música tranquila para eso? ¡lo que pega es marcha!), espero que disfrutéis con mi lista SHHHHH… tanto como yo.

miércoles, enero 26, 2011

 

Y esta viene siendo la banda sonora de mis mañanas. Torture, se llama la canción.

¿Que estamos viviendo en un piso de prestado ya lo he dicho? Y aquí vamos a estar durante un tiempo. Las cosas han venido así. Todo es nuevo, todo es diferente: hay que acostumbrarse, aprender. Cuánta luz entra por las mañanas, a qué hora se baja la basura, cuánto tarda la lavadora y cómo deja la ropa de mojada o seca. Pero, sobre todo, CÓMO REGULAR LA TEMPERATURA DE LA PUTA MALDITA NOARDIERA DUCHA.

Y en esas estamos. Hemos probado todas las combinaciones caldera/apertura de grifo/giro de grifo que se nos han ocurrido. Ya sólo nos falta hacer el pino puente mientras lo abrimos.

El caso es que, no sabemos por qué pero sospechamos que por pura maldad, la caldera empieza a calentar el agua y luego… se arrepiente. Y luego cambia de opinión. Y luego de nuevo, y más tarde otra vez. El resultado final es una ducha escocesa de las que molan, a las 6:30 de la mañana, justo al salir de la cama cuando lo único que tienes ganas es de volver a ella o, en su defecto, MORIRTE.

Cuando empieza a templarse, malo malo, que acaba fría. Si empieza a calentarse, hay que huir despavoridos. Estoy convencida de que, cuando llega a su punto máximo, podrían pelarse tomates a tiras. Un día voy a pedirle al jevi que me traiga unos, porque no me apetece nada probarlo con mi propia piel. Así es que toca primero separar el culo y luego todo el cuerpo y, alargando un brazo que se queda en modo palito de merluza congelado o rollo de kebab requemado (según toque) vas como puedes dándole toques al grifo, así, sin acercarte. Lo que pasa cuando te pilla con el pelo enjabonado es una mariconá al lado de lo peor que te puede pasar. Porque que te entre jabón en los ojos, bueno, vale pero… Lo putopeor guay es que al caer el agua a plomo desde arriba, se forma una corriente de aire que levanta la cortina de la ducha y justo va darte ¿dóndeeeee? EN LOS RIÑONES.

Resumiendo la postura: después del salto de rigor a lo Chiquito de la Calzada (¡jarrl!)  por la temperatura sorpresa, te quitas de debajo del chorro de la ducha y vas dándole toques con una mano al grifo en la postura de la grulla no, en la del culo en pompa, mientras, con la otra mano, vas apartando la cortina para que no acabe pegada a tu costado. Si te pilla con el pelo recién enjabonado, todo esto igual pero a ciegas. ¿Mola, eh?

Como dice mi querido y ridículo Robert Smith, it tortures me to move my hands to try to move at all…

martes, enero 25, 2011

 

Llevo más de seis meses a dieta. Trabajando para cambiar mente y cuerpo. Lo primero no previsto pero tan satisfactorio…

El martes fui a ver a R. y hablamos de la meta. Yo le repetía que no había ninguna meta, que no había nada que celebrar, que estaba a un kilo y medio. Ella me miró a los ojos y me dijo: Bere, que ya has llegado a la meta. Has perdido 30 kilos, estás en peso normal, te doy el alta como paciente. Entras en mantenimiento. Relájate y permítete celebrarlo: ya has llegado.

Estuve la siguiente media hora llorando y todavía no sé por qué. No era alegría ni pena ni victimismo ni emoción. Era haber cruzado la línea de meta y llorar de puro cansancio, supongo. No lo sé.

Me han pasado tantas cosas que no he querido contar, que ahora quisiera transmitirlas todas de golpe. Pero no. Al igual que era incapaz de deshacerme de la ropa que me iba quedando grande, también lo era de compartir nada porque el miedo a no conseguirlo me impedía hacerlo.

Ya he regalado toda mi ropa. Ya he perdido 31 kilos.

He aprovechado también para sacar bolsas y bolsas de basura de mi cabeza.

“Pareces otra persona” –me dicen. ¿Lo soy? No. Yo estaba debajo de todo: de las depresiones, de la insatisfacción, de la frustración, del descontrol, de la desidia. Ahora sólo tengo que redescubrirme en todos los sentidos. Y comprarme la ropa que me gusta, por supuesto.

Ahora tengo que no dejarme bloquear por el miedo y aprender a comerme los elefantes a trocitos. A abrir el paquete de galletas y comerme sólo 3, a dejar de estar pendiente de qué quieren los demás de mí, a no dejarme llevar por la losa de lo que no quiero cambiar, de la indecisión o de la incertidumbre.

Deseadme suerte.

lunes, enero 24, 2011

 

Voy a tener una terraza. Pequeñita, pero terraza. Y en ella voy a poner algunas macetas. No más de tres o cuatro, pero serán de exterior y no se me morirán, porque estarán fuera.

Voy a poner un acuario. Nada del otro jueves, pero un acuario. Y podré relajarme mirando los peces, las burbujas salir, el caracol arrastrarse.

Voy a poder aparcar en el edificio. Y ya no tendré que salir a la calle y andar varias manzanas con lluvia, viento, frío o calor abrasador, ni cargada como un borrico. Voy a tener una plaza de garaje en propiedad y no alquilada.

Voy a poder dormir. Sin desconsiderados que pasen por la calle de madrugada gritando la borrachera o a cualquier hora llamando al bicherío al que pertenecen dando silbidos penetrantes. Sin niños jugando al balón a las 12 de la noche en agosto. Sin reguetón a toda ostia.

Voy a poder entrar al baño cuando quiera, sin angustias. Y abrir la ventana para que ventile o entre la luz. Porque en la que será mi casa hay dos baños y los dos tienen ventana.

Voy a llevar a Minibere al cole de al lado, que es público y bilingüe, donde habrá niños de todas partes pero no sólo inmigrantes que formen guetto y por cuya causa ha estado en colegio privado hasta ahora. Voy a llevar a Minibere a un cole en el que no le van a meter tonterías en la cabeza ni va a llevar flores a ninguna estatua con velo.

Voy a vivir en un barrio tranquilo, con zonas verdes y un polideportivo cerca. Voy a vivir en una calle con varios parques infantiles a mano, un centro comercial a 5 minutos y una cabalgata de Reyes de la que se puede disfrutar.

Voy a tener una cuarta habitación para poder sacar todos los libros que el jevi y yo tenemos en común y cuya tercera parte ha estado años en un altillo de un armario. Y una tercera donde alojar a un futuro minideye, una futura minibere 2.0, en fin, un minibicho, si es que llegase.

Voy a tener una cocina que no es un pasillo donde, estando embarazada, no podíamos pasar a la vez el jevi y yo. Una cocina con tendedero y a la que le cabrá una mesa pequeña, para desayunar. Una cocina donde, cuando venga gente, pueda entrar y no quedarse fuera o salirse para que abra la despensa. Donde se pueda abrir la puerta del lavavajillas y a la vez las puertas del mueble de enfrente.

Voy a tener luz. Voy a poder poder poner aire acondicionado y los plomos no saltarán cada vez que encienda dos electrodomésticos a la vez.

Voy a firmar las escrituras de un piso el jueves. Y entonces será mi casa. Nuestra casa.

Sonrisa

domingo, enero 23, 2011

 

No hace frío. El frío está en la mente. El frío es un estado mental. No hace frío.

Llevo puesta una camiseta interior, un jersey de cuello vuelto, la parte de arriba del pijama, una bata, una bufanda, un gorro de lana, el pantalón del pijama y dos pares de calcetines.

Como me caiga, reboto.

No hace frío. El frío está en la mente. El frío es un estado mental. No hace frío.

Y UN COJÓN.

P.D.: Lo más cachondo de todo esto es que el jevi ni me mira, ni se está riendo de mí, ni ha hecho ninguna gracia al respecto. Es lo que tienen más de 9 años de matrimonio…

martes, enero 18, 2011

 

Con la mudanza, se me metió esta canción en la cabeza. A saber por qué. Fui a buscar el CD rápidamente a las estanterías, antes de que se lo llevasen todo… y me equivoqué de álbum. Cuando volvimos ya se los habían llevado. La historia de mi vida. Mi vida en un guardamuebles.

Y después he ido conduciendo de punta a punta, como quien navega a través de las ondas de esta canción en la cabeza. Un bálsamo, un amanecer despacito. A la letra, mejor no hacerle caso. Después de todo es un grupo de los que llamaban siniestros o góticos.

No es el fin del mundo, es el cierre de una etapa. Es la puerta de nuestra ex casa con un golpe seco, que ya no encajaba bien. Es la despedida con eco. Las paredes desnudas, las persianas rotas. Una paloma de plástico de la granja de Pin y Pon.

Y esa sensación extraña de pasar por delante del portal y saber que ya no tengo llave, que ya no puedo subir, que mi casa ha desaparecido, que no es mi casa, que ya sólo existe en un tiempo que pasó y en mi cabeza. Esta cabeza que llevo perdiendo desde el día en que abrí los ojos. Perdido. Y, durante un breve parpadeo, el impulso de subir y sentarme en el sofá para doblar la ropa, ponerme una coca cola, encender la tele, ponerme el pijama.

Me faltan los chinos de la tienda de alimentación, que siempre tienen una sonrisa y todo pulcro y ordenado. Me falta la frutería de la esquina; las bromas con Pedro, el del garaje; saber cómo le va a la niña de Jose; mis macetas; la gata de la vecina. Me faltan los “eh, ya que andáis por ahí”. Me falta sentirme en casa.

Pero también me sobraban demasiadas cosas.

Estamos perdidos. Vivimos de prestado y lejos, pero vivimos. Aún no podemos empezar a acondicionar la que será nuestra vivienda definitiva, así es que damos las gracias por tener un techo bajo el que  guarecernos durante unos meses.  Y nuestra vida no está en un guardamuebles: nuestra vida somos nosotros. Sólo que, a ratos, cuesta un poco decir adiós, aunque la despedida haya sido deseada, aunque sea para cumplir un deseo. Aunque el jevi lo lleve peor que yo y no sepa cómo ayudarle.

Estoy más tranquila que otra cosa, en stand by. En fin, supongo que no estoy triste, it’s just the way I smile.

Porque no estoy triste, más bien todo lo contrario Sonrisa

 

Dios pío ¡vuelvo a tener conexión a Intenné! ¡SÍ SÍ SÍ SÍIIIIIIIII!

[¿enganchada yo? quevaquevaquev…]

lunes, enero 03, 2011

 

No acabo de entender eso de los propósitos de Año Nuevo. ¿Por qué ese día y no otro para cambiar o hacer lo que debes o quieres? Igualmente los he hecho estos dos últimos años, porque total, es tan buen momento como otro cualquiera y es cuando me he acordado. Aún así: ¿Por qué hay que pensar que todo va a cambiar porque se cambia un dígito? y ¿qué cierre de etapa representa el cambio de un dígito si al día siguiente seguimos siendo los mismos, en el mismo sitio, con nuestras mismas miserias y alegrías?

La respuesta, para mí, es: tú debes provocar los cambios, tú tienes el control de tu vida. A veces podrás y a veces no, pero no actuar no te lleva más que a la misma situación. En conclusión: si en tu cabeza haces borrón y cuenta nueva para agarrarte al nuevo año, enhorabuena.

Me ha pedido R. que haga balance, que TENGO que hacerlo. Y como sigo ciegamente sus instrucciones, habemus balance.

1. He conseguido vender mi piso después de 2 AÑOS. Me marcho de un barrio que no me gusta y en el que me agobio.

2. He conseguido comprar un piso con muchas de las características que quería y en la zona que quería. No es un chalet ni una mansión ni tiene piscina ni las habitaciones son mayores ni… pero… ¡Yuju!

3. He tenido un aborto espontáneo en una fase temprana de embarazo. Son cosas que pasan. Lo malo es que ya van dos así y lo de Minibere también empezó con riesgo. Fue un palo, sí. Pero quedó atrás.

4. He perdido casi treinta kilos y a día de hoy sólo me quedan dos o tres para llegar a la meta. He aprendido tanto en el proceso, he ganado tanto, que no podría explicarlo en tres líneas. Casi ha cambiado más mi cabeza que mi cuerpo.

5. He tirado y desechado tanto física y mentalmente, que ahora tengo hueco para muchas más cosas.

6. Me han hecho fija en el curro, cambié de jefe y dejé de amargarme por la impresentable de mi ex jefa, cambié de tareas y ahora hago algo mucho más estimulante. No es que sea el curro de mi vida ni ninguna maravilla: pero estoy mucho mejor que en 2009.

7. He vuelto a sorprenderme, una vez más, de la enormísima suerte que tuve el día que el jevi y yo decidimos no ya pasar juntos el resto de nuestra vida (que eso suena a condena) sino empezar una vida juntos. Y es que, sin él, no hubiera sido capaz de hacer que ocurriese mucho de lo positivo que nos ha pasado.

8. He conocido nuevas personas y nuevos puntos de vista y me he empapado de lo distinto tanto en la blogosfera como en la ¿vida real? Guiño

Puedo decir que ha sido un buen año. Voy a contracorriente, lo sé. No hago más que leer posts de gente que pone todas sus esperanzas en el nuevo año y que se alegra de dejar atrás un nefasto 2010.

En mi caso, no.

Whatever, que decía Sebastian. Igualmente os deseo a todos que no sólo este cambio de fecha sino todos lo siguientes años no paren de ocurriros cosas buenas, y que las malas sean las menos y se arreglen pronto.

Gracias, de nuevo, por leer mis desvaríos.

Pss pss sgueme
Bereni-C reloaded

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