jueves, diciembre 10, 2009

Como siempre que sueño contigo, durante un intervalo cortísimo siento el alivio de haberte recuperado. Unos segundos apenas y me encuentro tumbada en la cama. Y el hecho de reconocer que es sólo un sueño me pesa a la altura del aire y me cuesta un poquito respirar, como si tuviese pitos por un catarro.

Como siempre que sueño contigo, se me pasa el enfado y te echo de menos tanto que que no sé cómo manejarlo. Vuelvo a pensar excusas para todo y me empiezan a parecer plausibles, aún sabiendo que no debo hacerlo. Y la sorpresa desagradable de que no he superado nada porque al mínimo roce se me cae la careta de “has elegido ese camino, no ha sido mi decisión” y bla bla bla.

Como siempre que sueño contigo, no te recupero del todo. Siempre pasan cosas extrañas y hay algo que no acaba de funcionar, pero es un comienzo. Y luego me doy cuenta de que no hay nada de nada: ni comienzo ni final. Porque si hubiera habido un final, las cosas serían distintas, pero no así. Sin razones ni despedidas de puertas cerradas.

Como siempre que sueño contigo, me pregunto cómo estás y espero de corazón que mucho mejor que la última vez que hablamos. Y lamento que esa conversación se viese interrumpida por mi estúpida migraña. El zumbido en mi cabeza hasta no soportar más el dolor y tener que colgar para irme al baño a vomitar preguntándome si era posible dejar de oír tu voz extraña, si te volverías a acostumbrar a la mía, si volveríamos a compartir tartas de chocolate y de queso con frambuesas. Como en esa foto en plena carcajada de felicidad que es como siempre te recuerdo.

Como siempre que sueño contigo, me da una pena enorme que mi hija no te conozca y que yo no conozca a la más pequeña de los tuyos. Que no jueguen juntos y que no veas cómo ha crecido mi bichito después de tanto miedo y tanto apoyo por tu parte, cuando parecía que tampoco iba a salir adelante. Y es que justo desapareciste cuando ella llegó.

Como siempre que sueño contigo, vuelvo a considerar la posibilidad de llamarte durante algún tiempo. Y cuando caigo en la derrota, en los para qué, en los intentos fallidos, es como despertarme tumbada en la cama. Ese dolor que ya no duele pero que es seco y se me agarra a la garganta. Y me siento un poco más sola y un poco más lejos.

Como siempre que sueño contigo.

2 comentarios:
  • 11/12/09 13:07, ynosek(+)kontarte dijo...

    ay ... bereni, pero qué te digo yo ahora .....

    por un lado, que cojas el teléfono ... pero por otro, si no lo haces será por algo ......

    qué complicado.

  • 11/12/09 23:01, Bereni-C dijo...

    No me cuesta nada coger el teléfono, ynosek. El problema es cogerlo una y otra vez y que no haya respuesta.

Pss pss sgueme
Bereni-C reloaded

Marcas de ganaderos
Free Blogger Templates

BLOGGER