sábado, agosto 22, 2009

Si hace unos años me hubieran dicho que iba a contratar a alguien para que me limpiase la casa, me habría echado las manos a la cabeza. Porque de toda la vida de dios, eso lo hace una en su casa y se tiene como una patena.

Y ahí que empezamos el jevi y yo nuestra vida juntos con mi bere-cerebro puesto en modo llevo-mi-casita-la-lará-larita. ¿Pero qué pasa cuando una no es ama de casa y se ha pasado 30 años de su vida estudiando y currando? Que no sabe ni coser un huevo, ni freír una pantalón y no digamos ya planchar un almanaque. (¿Eh? ¿que no es así? ¿¿entonces cómo??). Y eso de currar más horas que un tonto y seguir limpiando el baño y barrer cada día uffff… Na, que al final nos pasábamos el sábado limpiando como dos fieras y peleándonos a la par porque tú has hecho esto, no tú lo otro, pero qué has hecho aquí que está tó fatal, etc.

Se impuso pedir socorro, digo… ayuda. Y después de otras dos candidatas que en vez de limpiar parecía que viniesen a casa a tocar la bandurria (curioso, porque aquí ni hay acústica ni tenemos bandurria ni na, pero a algo vendrían aquí, digo yo, porque lo que era a limpiar…), vino ELLA.

Con el mismo cariño que le pusieron a la tía del relato de Cortázar su mote, nosotros le hemos cambiado el nombre a nuestra ¿chacha? ¿señora de la limpieza? Una nunca sabe qué es lo que toca ahora que sea políticamente correcto.

Rosa es una señora de un país del Este pequeñito, que recaló en Madrid sobre la misma época en la que lo hice yo. No se llama Rosa, pero dice que es que aquí nadie sabe decir su nombre verdadero. Es bajita, morena y un poco… esto… incómoda de ver. Habla como en las películas de espías rusos y empezó llamándome SEÑORRA BERRE, cosa que le dije que ni hablar, que Bere. Por lo que nos cuenta una compañera del jevi a cuya casa va una amiga de nuestra asistenta, entre el poco español que maneja y mi acento andaluz, no me entiende la mitad de lo que le digo (sigh) pero nos apañamos. Además, debe batir varios records de velocidad cada semana en casa: está menos de lo acordado (lo sé) pero lo limpia todo todo y cada jueves rompe algo distinto. Por todo ese cúmulo de cualidades, el jevi y yo la llamamos, cariñosamente, el troll.

Desde que tenemos a minibere, tenemos todo el cuidado del mundo en no asociar Rosa y Troll ni a nombrarla por el mote. Pero, como una vez dijo MI padre “esta niña ha salido de lista a su padre” (gracias, papá ¬¬) y hace un par de semanas, a la pregunta “pero minibere ¿dónde has dejado la muñeca? ¿la has perdido?” contestó “la ha perdido el troll, que se llama Rosa”. Y su padre y yo nos quedamos con las patas colgando. He de aclarar que minibere tiene dos años y medio. Ay madre.

Pues bien, el troll se ha ido de vacaciones un mes a su tierra. El jevi y yo hemos aprovechado para revivir nuestras experiencias de recién casados: sábados a discutir y a limpiar sudando como dos verracos.  Y así todo el mes de agosto. Ay madre. Llevamos TODO el día parriba y pabajo. No sabía que las bolillas de los ojos pudieran sudar, porque a mi me sudan hasta los pendientes. Me duele tó. No tenemos aire acondicionado, creemos que el termómetro ha huido por la ventana.

Ya no me acuerdo ni de cuando nos rompe cosas, ni de lo que nos pierde, ni de lo que estropea con la plancha, ni de que sé que está menos tiempo ni na de na. En cuanto la vea aparecer por la puerta ME LA VOY A COMER A BESOS.

¡VUELVE, ROSA, VUELVE! (SNIF)

viernes, agosto 21, 2009

O chanclas de deo, como las hemos llamado toda la vida en mi tierra. Llevo tol santo verano buscando unas. ¿Que hay miles? Mmm… Pues, si las quieres de plástico puro (hola, ampollas de mis pies que salís na más mirarlos, tan delicados los tengo cagonsanpeobendito), con lentejuelas o con tiras detrás, cuello vuelto y las mil gilipolleces que se llevan este verano (no, no, y no: ODIO las sandalias romanas, pero es que verlas con una pulsera para el tobillo de diez centímetro de ancho ya me supera) entonces sí que hay miles. Pero si las quieres de cuero o piel, sencillas y negras sin ninguna otra cosa: pos no.

Cuando ya desesperaba, hace unos días las encontré donde menos las hubiera buscado, porque ni era una zapatería ni nada. Ole, viva, arsa y arriquitaum. POR FIN mis chanclas de deo negras y lisas, como yo quería [dedo, nena, se dice dedo, pero qué mal hablas –que me hubiera dicho el giliflautas de mi ex]. Con suela de espuma-goma negra pero que no lo parece.

Me las pongo y empiezo a andar: flip flop flip flop (aaah… de ahí el nombre, claro). A ver si andando de otra forma PLAS PLAS PLAS PLAS… No, así tampoco. Manda narices, tengo que modificar la forma de andar para no ir dando chancletazos. Así…ajá… uy, silencio absoluto, perfecto. Y es que los PLASES y el arrastrar de chanclas me pone cardiaca.

Pues tampoco. Para evitar el jaleo, tengo que agarrar con los deíllos la suela y no hay forma de que al final no arrastre un pelín. Para mi suerte, no se nota ni suena. Para mi desgracia, trabajo en un sitio con moqueta y las alfombrillas del coche también son de moqueta…

Llevo tres calambrazos hoy en la mano que se me va a quedar churruscada cual costilla olvidada en barbacoa. Me llevo cada descarga que me quedo loca. Una más y me tiro al suelo echando espumarajos por la boca. Viva la electricidad estática, sí señor.

Y yo me pregunto ¿es que no hay forma de comprarme unos zapatos normales sin que me dejen los pies en carne viva, me provoquen dolores de la muerte o sirvan de sustitutos a la silla eléctrica como medio de ejecución? ¿Acabaré teniendo el pelo a lo Duquesa de Alba?

Misterios del universo-tito-tatin-tatin-tatin y esas cosas.

miércoles, agosto 19, 2009

Sueño despierta, sueño lo que no tengo y que ya desespero de alcanzar. Sueño que está en la punta de mis dedos. Cada vez un pelín más lejos, cada vez casi casi. Pero no me sirve. Y se me acaban las estrategias.

 

lunes, agosto 17, 2009

De pronto me he dado cuenta de que no te conozco, de que ya no te conozco, de que quizás no te he conocido nunca. Y me ha dado vértigo y un poco de tristeza.

Y este ansia de saberlo todo para poseerte (en un sentido que nada tiene que ver con el sexual) se ha acabado por convertir en una pequeña nausea en la boca del estómago. Preguntándome cuándo ha pasado todo esto, si tú has construido una vida en la que yo no quepo y en la que no me quieres o si yo he querido imaginarte a mi manera. Aunque sé que es más lo primero que mis excusas, porque me siento un poco dolida. Y un poco estúpida.

La vida es así ¿no? Dime que me equivoco, aunque sé que es mentira.

miércoles, agosto 12, 2009

Nada, que el día que estás tonto todo te viene grande. Mire donde mire me entra melancolía. Tristeza por lo perdido. Y se me vienen a la cabeza amigos, viajes, juguetes, eventos, ocasiones.

Acabo de encontrar por casualidad (maravillas del Facebook otra vez, ignorancia o dejadez de los usuarios que no bloquean las fotos a los que no son amigos) las fotos de la hija recién nacida del que fue mi “futuro” cuñado durante 6 años. No sé nada de él, de mi ex ni de la familia en cuya casa tanto tiempo pasé hasta hace ya uf ¿nueve años? Y me he emocionado.

Joder, cómo pasa el tiempo. Y cuánto tiempo pasé mirando los álbumes de fotos de ellos cuando eran niños, pensando ¿se parecerán a estos mis hijos? Qué de vueltas da la vida, qué equivocada estaba acerca de mi futuro, afortunadamente :-) Para luego tener una niña que se parecía al jevi como si fueran clones. Hay que ver, que la gente me decía que en vez de parir una hija parecía que había hecho una fotocopia de él con el chirri. (¿Soez yo? Anda y que os jod…).

Ahora entiendo a J. y su obsesión anti-foto. Y es que hay momentos en los que, en lugar de endulzarte la vida, te muestran lo que fue y no vuelve. Lo imposible, la juventud perdida, no ya tuya sino de los que quieres, los kilos ganados, los amigos que se fueron, familiares que no volverán, gente amada, gente odiada, ciudades que se perdieron en la niebla . Una época que estuvo bien, un momento feliz o triste, pero atrapado en una instantánea estúpida que no significa nada, que no refleja nada aparte de imagen sin movimiento ni olor ni nada. Y más melancolía.

Ya os digo que tengo el día tonto. En fin. Ya se me pasará.

domingo, agosto 09, 2009

Anuncio en la barra lateral de Facebook:

image

No, tengo una castaña pilonga.  ¬¬

En fin.

viernes, agosto 07, 2009

Pues veréis que chorrada, pero le hago fotos a las puertas de los baños de los sitios en los que trabajo. Total, es una visión más que recurrente y familiar.

He mirado mucho rato esas puertas. Haciendo tiempo cuando no había NADA de trabajo, cortándome las uñas, esperando a que se me deshinchasen un poco los ojos antes de salir (cuando ese sitio tan malo en el que estuve me tuvo tan mal).

El caso es que una llega, cierra la puerta y… bueno, algo hay que hacer para matar el tiempo cuando no puedes llevarte una revista. ¿Habéis visto ese capítulo de Cómo conocí a vuestra madre en el que Marshall se lleva una revista al baño para leer una revista? Pues eso, que me muero de vergüenza antes de llevar un cartel a la vista de todos que diga: oigan, que me voy a plantar un pino, a visitar al señor Roca, a descomer, a hacer un churro de chocolate, a jiñar, a atender la llamada de la madre naturaleza, a hacer algo que nadie puede hacer por mí, a hacer espacio pal postre, a, en fin: a cagar. (Por cierto, ver todas las posibles variantes aquí: a destacar la de “a componer reguetón”, he tenido que dejar de leer un rato porque no podía para de reír).

Así es que me llevo el móvil: reviso los mensajes, leo el correo, reviso fotos o, directamente, le hago una foto a la puerta del baño. ¿Por qué? Bueno, todo empezó siendo la prueba de un móvil que me compré en una escapadita no autorizada (sí, que salí de la ofi diciendo que volvía en un rato, cogí el coche y me fui a recoger el móvil que me esperaba en la tienda nuevecito y calentito. Es lo que tiene la confianza y los años en un sitio en el que ya te da todo igual porque has echao horas NO PAGADAS NI AGRADECIDAS como pa compensar el no acudir al trabajo durante los próximos 10 años). Y luego, se ha convertido en una costumbre.

Ya dije que era una chorrada y que me daba algo de vergüenza. De hecho, sois los primeros en saberlo, aparte del jevi, claro. Pero total, con la de cosas que he contao ya… Tsk.

jueves, agosto 06, 2009

Ayer me hice una foto con la cámara del portátil, para una chorrada de esas que tantas hay en internet. El jevi la miró sorprendido. Qué cara de cansancio tienes –me dijo. Los párpados caídos, con los ojazos que he tenido siempre; el rictus amargo, la cara como hinchada pero colgando.

Y sí. Los años, los kilos (y no, la fontvella es agua normal y corriente, ni quita arrugas ni adelgaza ni na de na), minibere y esta puta ciudad que odio. No la ciudad, que es bonita, no a los de aquí, que son hospitalarios y generosos. Odio el ritmo y a los que no somos de aquí que empujan, corren por las escaleras mecánicas como si la vida les fuera en ello (¿dónde está el fuego, manga de tarados?), te hablan con malos modos o ni siquiera te miran cuando les hablas… en fin.

No me gusta el lugar donde trabajo ni la actitud de la gente. No me gusta que me traten como si fuera una cría y que a una semana de cumplirme el contrato no me dijeran qué iba a pasar conmigo. No me gusta estar por una puta ETT y llevar más de un año sin vacaciones. No me gusta trabajar y tener a minibere en una guardería, como si fuera un mueble.

Llevo toda la semana llevando sola lo que normalmente llevamos entre mi compañera (esa que, según toca, está de buenas o no) y yo, hoy me he dejado ni se sabe la de cosas sin hacer. Muchas de ellas porque no sé hacerlas porque me explica las cosas a trozos, sin darme información completa de modo que si surge algo distinto yo sea capaz de solventarlo.

Me levanto a las 6 de la mañana cada día.

Una sujeta me ha timado 210 euros en eBay.

Hoy me han dicho que mi padre tiene cáncer. Mi padre. Esa persona a la que quiero con toda mi alma y a la que admiro desde lo más profundo de mi ser. Con la que me identifico tanto y a la que tanto me parezco. Mi padre.

Y estoy demasiado cansada para llorar.

Esto supongo que contesta a la pregunta de por qué dejado de nadar o por qué no me apunto a un gimnasio o por qué por qué por qué. Ostias, porque no puedo con mi alma.

Buenas noches.

lunes, agosto 03, 2009

Mis cojones 33, como dice una amiga.

Ahora resulta que debo de haber desarrollado algún tipo de alergia al sol: cada vez que lo tomo (y nunca estoy más de una hora en la playa, hora que me paso casi toda en la sombra; todo esto con factor de protección 30 mínimo) me sale un sarpullido la mar de mono en los tobillos y espinillas. Viva.

Pues vaya con la playa, que se nos jodió el invento. En fin. Hoy hemos ido al parque, al Juan Carlos I. Todo praderas verdes, fuentecitas, espacios abiertos. Y no hace demasiado calor. Ain qué desestrés más rico. El jevi bregando con minibere en el tobobán, lamujertirita bregando con su dogo-pony y el perro de unos amigos y yo, qué felicidad, descalza, con unos piratas y una camiseta de tirantes finitos, respirando el olor a césped limpio, tumbada sobre la hierba, mirando la estela de un avión en el cielo azul a reventar, mientras hablo con lamujertirita (que, dicho sea de paso, me contesta como buenamente puede la mujer, mientras Galleta hace que se tire encima una botella de agua al ir a beber, la arrastra varios metros por el suelo e intenta enrollarla en su correa. Sí, qué bonito es tener mascota).

Al levantarme y caminar hacia la salida, le he dicho al jevi: nene, ráscame aquí, bajo la paletilla, a la izquierda. Ay sí, qué bien.

Y a los 5 minutos: uy nene, igual pero a la derecha, a la derecha.

Y a los 3 minutos: ¡¡la columna, la columna!!

Y luego: ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH!! ¡¡rasca rasca rasca por diosssss!!

Que se ve que el césped también me produce alergia. Bonito sarpullido en brazos y espalda. Viva. ¬¬ Dónde está un buen Nosferatu para rascarte la espalda cuando más lo necesitas.

 

Nosferatu

Pss pss sgueme
Bereni-C reloaded

Marcas de ganaderos
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