miércoles, mayo 21, 2008

Hoy está siendo un día raro. No sé si será que el dolor de cabeza casi permanente que he tenido desde media mañana me ha hecho observar las cosas desde otro ángulo. Cierto es que las conversaciones en tono un poco más agudo o alto me producían un dolor estrellado a la altura de los oídos y los arcos ciliares; el caso es que me parecía ser hipersensible a determinadas frecuencias. Y claro, como bien decía Miguelito el de Mafalda, lo malo de tener las orejas puestas es que te arriesgas a oír estupideces.

A la hora de la comida no me ha hecho falta sacar el periódico. A escasos metros, dos hablaban de lo divino y lo humano. La conversación parecía una mezcla entre la de dos adolescentes describiendo su "yo interior" para ligar, la típica de la consulta de un psicólogo y la recurrente en las telenovelas basura. "Yo te noto cambiado, has sufrido una involución (?)". "La vida es un todo que no se puede detener" y otras lindezas por el estilo. Lo malo es que eran dos tíos que parecían ignorar que con ese tono de voz lo estaban cantando a los cuatro vientos y que a los demás el culebrón nos importaba tres pitos. En fin.

Al volver a casa ha tocado señora con voz de pito hiriente. Cómo se puede tener esa capacidad para hacer que el sonido duela y llegue a cada rincón del autobús no por volumen sino por poder colarse por cada requicio, hueco, como si de la voz de un muñeco manejado por su ventrílocuo fuera.

Después estaban los de atrás. Que sí papito, que sí amor. Una pareja de lo más raro. Él feliz, dándoselas de hombre de mundo pero un borrico, con una voz como si fuera tapándose la nariz o como suenan algunos cómicos cuando imitan a gente de poco entendimiento. Ella, sudamericana, pintada como una puerta, educada, dándole la razón en todo, con voz cansada de tanto oír tonterías, mezclando el tú con el usted. Y él diciéndole cosas como: no, mi reina, aquí se hace lo que tú digas.

Yo no sé si ha sido la casualidad o el dolor de cabeza que me ha agudizado los sentidos pero vaya tela de día con conversaciones no deseadas que he tenido que aguantar sí o sí.

De verdad que a veces desearía poder desactivarme los oídos.

1 comentario:
  • 25/5/08 12:08, caracol dijo...

    espero que se te haya quitado la cabeza o el dolor, cualquiera que sea mejor.
    Me encanta Miguelito en su sabiduría... y ya que no puedes desactivarte los oídos, te recomiendo tapones (para los oídos especificamente). Son maravillosos. Yo muchas veces los cargo y en ciertas situaciones, ni vergüenza me da. Yo me los meto y allí los dejo muy tranquilos ellos y yo.

    un saludo =)

Pss pss sgueme
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