domingo, marzo 30, 2008

Recuerdo a mi madre poniéndome ganchillos (más bien clavándolos como si mi cabeza fuera un acerico) para hacerme el coco para vestirme de gitana (que es como le llamamos en mi tierra a ponerse un traje de lunares con volantes). Contenía la respiración cuando estaba concentrada y, una vez insertado el artilugio en mi cráneo, dejaba salir el aire entre dientes con un silbido-jadeo peculiar shhhhaaahhhhssshhh. Ella misma decía: "no veh, parese que ehtoy cometiendo un crimen". Años después me hicieron notar que yo hago exactamente lo mismo cuando estoy enfrascada un trabajo manual que requiere concentración y pericia.

Otro ejemplo de movimiento o acción involuntarias en pleno proceso supongo que serán los cabeceos estilo esquizo que dan algunos músicos al tocar su intrumento.

Y es que cada uno tiene su propio tic, sonido o movimiento asociados a momentos de tensión, esfuerzo, concentración.

Y llegamos así a lo que realmente quería contar :-) y es que cierta bloguera archiconocida ha venido ya un par de veces a casa a adorar a la Wii. ¿Sabéis cómo se usan los mandos? Hay juegos de todo tipo. El caso es que en algunos tienes que apuntar y disparar, en otros dar golpes, en otros seguir el ritmo de canciones usando ambos mandos... pero lo que más cansa, con diferencia, es el movimiento alternativo de los mandos para correr. Cuanto más rápido y con más fuerza los agites, más se corre. El jevi entra en un estado de frenesí tal que da miedo, yo cierro los ojos y acabo (no sé muy bien por qué) haciendo algún tipo de esfuerzo con la cara que hace que se me suba toda la sangre a la cabeza, y la bloguera archiconocida suelta monólogos gligligli que ríase usted de las Cinco horas con Mario. Porque lo de ella no es simplemente hacer gli gli glí con más o menos entusiasmo mientras agita los mandos como una posesa, es que lo de ella son auténticas peroratas donde va variando el ritmo, intensidad y volumen de una forma asombrosa. Así, según corra más o menos, pasa del gligligligligligli a toda pastilla al glí! glí! glígi glí! cuando ya no puede con su alma. Y eso es trampa, le digo yo, no vale ganar cuando el rival se está descojonando a costa de sus gliglises y no puede apenas jugar.

martes, marzo 25, 2008

Y es que una de las frases que más le repito aquí a mi complementario es "joder, tío, tienes ideas de bombero".

La última: eljueves regalaba un tomate de no sé qué material que se tira a UNA SUPERFICIE LISA COMO UN CRISTAL O UN ESPEJO (bien que lo especifican para que no haya lugar a dudas) se deforma y luego cae. Hasta aquí jiji jaja qué cosa más chorra jatetú. Que te lo tiro que me lo tiras que sí que no ZACA ¿dónde va y lo tira el costillo? Al techo de ESCAYOLA de la cocina. Hala, con dos cojones y un palito.

Nos hemos quedao así los dos como: ji... ejem... mmm? Mini-bere sentada en la encimera mirando p'arriba en plan "socorro-por-favor-que-alguien-me-adopte".

Los minutos van pasando... el tomate allí.... mini-bere que se aburre y se dedica a otros menesteres (intentar tirarse de la encimera, agarrar todo lo que pilla, tirar la cuchara, etc).

El tomate sigue colgado del techo.

Tensión como cuando se descorcha una botella de champán y no se sabe quién se va a lleva el taponazo. Aquí se trata de cuándo va a caer el puñetero tomate y sobre qué o quién.

Siguen pasando los minutos.

Los "jis", en mi caso, se han convertido en "no eres más tonto porque no entrenas" y "es que tienes ideas de bombero, hijo" adobado con cara de bulldog.

Y el susodicho sigue ahí, claro, murciélago rojo, estalactita pegajosa, moco del infierno.

Si Hitchcock hubiera querido que Psicosis fuera aún más agobiante, seguro que le habría añadido un tomate colgando del techo.

Al cuarto de hora se ha tenido que subir el costillo a despegarlo como si fuera el papel de una magdalena del Terciario.

Si ej que...

viernes, marzo 21, 2008

A. estuvo en York hace lo que a ella le parecen siglos o suspiros, según. Allí quedó fascinada. Compró varios marcadores de páginas. Uno con una cruz labrada, románica, PRE-CIO-SO. Otro, con un soldado que lleva armadura. Ambos metálicos.

Mucho mucho tiempo después (o un suspiro) A. comienza un libro que promete. El título es un tanto estúpido, pero dicen que es interesante... A. lee y le gusta lo que va leyendo. El autor, según su criterio, es un poco presuntuoso hasta que, de pronto

DESGRACIA SUMA

puñalada en los ojos. Dato inexacto. no, no, dato completamente erróneo. Documentación cero. Cuestión de cultura general. Tontería que molesta molesta molesta como un moscardón que se ha paseado por la napolitana de chocolate ENORME y APETECIBLE y que quién sabe si habrá saboreado con sus patitas y asquerosi-trompa y jugos gástricos, que este tío habrá leído a esos autores TAN famosos y TAN prestigiosos pero no tiene ni puta idea y A., lectora voraz e ignorante, piensa que si ha sido tan fácil pillarlo en una falta, no merece la pena. Que el libro ya no le entra, que por eso miró la napolitana con cara de asco hace siglos o suspiros y no volvió jamás a aquella pastelería de pinta IM-PE-CA-BLE.

El marcador de páginas fue comprado para grandes lecturas. Libros que fascinan y hacen leer una y otra vez las mismas frases.

A. entiende que ese libro no se merece un marcapáginas tan especial.

A. saca el marcapáginas.

A. dobla una esquina de libro y decide que, después de todo, a lo mejor no es tan grave comer pan con nocilla mientras lo lee.

viernes, marzo 14, 2008

Tengo sobre la mesa una oveja, un calendario de madera y un barco del material ese de apretar fuerte antiestrés. También tengo un cubremesa personalizado. Y es que me gusta sentirme cómoda. O quizás definir mi territorio. O estar acompañada. O que no queda demasiado bien hacer un círculo de pis alrededor de mi puesto y no digamos que elementos tales como la grapadora, la perforadora o el quitagrapas acabarían por oxidarse.

Una vez compré una macetita con flores pero fue un fracaso: siempre había una mosca en la oficina que acababa siendo el satélite de la planta y el martirio del personal; además, acabó por morirse así, sólo por fastiar (JURO que no la regué con orines). También tuve un ventilador USB que no veas cómo molaba (y qué ruido infernal hacía) gentileza, como la oveja y el barco, de lamujertirita.

Y es que en esta selva yo siento que tengo que protegerme, identificarme, defenderme. Y claro, para eso, como todo el mundo sabe: nada como una oveja de cartón piedra.

NOTA: tiri, ve pensando en nuevos elementos jode-limpiadoras (que no veas qué gracia les hace ir quitando cacharritos de las mesas para limpiarlas, y lo sé porque he trabajado como tal) que quiero empezar de cero, ya sabes ;-)

domingo, marzo 09, 2008

Ahora que nadie te quiere, voy a quererte yo.

Esta vocación de ir donde me niegan la llamada a gritos pero se me encuentra con los ojos ya me ha deparado algún mordisco. Demasiados.

Con los años, apenas si hay ya verdadera renuncia y no permito que los lazos se me hagan cadena. Sobre todo porque, a hostia limpia, he aprendido a diferenciar en uno-dos-tres al animalito sin domesticar de las sirenas de La Odisea. Y porque, a veces, es mejor cerrar los ojos y retirar la mano.

Esta tendencia ciega a la que no sé escapar también me ha dado pequeños tesoros que brillan en la oscuridad bajo la cama, sobre el armario, en el bolso.

Creo que no puedo quejarme. O sí. Da igual, de todas formas, soy el escorpión sobre el lomo de la rana. Por suerte o por desgracia.

sábado, marzo 08, 2008

Mi tía favorita (a la que JAMÁS he llamado tía ni tita) tenía una máquina de escribir que me fascinaba. No sólo era roja tomate, sino que también venía en un maletín rígido que en realidad era su funda, del mismo color. Tic tiqui tic, tecleaba mi tía. Escribía relatos y canciones, siempre ha sido muy creativa. Es mi tía la pintora.

Con 9 años pedí a mis padres que me apuntasen a una academia para aprender mecanografía. Así, sin anestesia ni nada. Les dijeron que era demasiado pequeña y que no me sacaría el título, pero ellos me conocen, y me lo saqué, 310 ppm, con la terquedad que caracteriza a los niños. TIC TIQUI TIC TAC CLAC, tecleaba. Esos Reyes pedí una máquina, pero me avisaron de que no la esperase. Aún así, estuve buscando por toda la casa hasta encontrar una caja en el armario del dormitorio de matrimonio. Cada tarde, cuando no había moros en la costa, la buscaba y acariciaba el cartón, feliz.

El día de Reyes estaba sobre la mesa del salón. Poco más, porque ese año los tres magos venían desmejoradillos... (gracias, papis, por el grandísimo esfuerzo). Y allí estaba ELLA. Inmensa sonrisa. Me senté y la miré por todas partes, era PRE-CIO-SA. La acaricié con los dedos. Le coloqué un folio blanquísimo. ¿Y ahora? ¿?

Lo único que se me ocurrió teclear fueron los ejercicios repetitivos del antiguo método de mecanografía: asdfg ñlkjh, vísteme despacio que tengo mucha prisa, asd asd asd asd, ñlk ñlk ñlk, pomo memo pomo memo, poiuy qwerty. Claro ¿para qué iba a querer una niña de 9 años una máquina de escribir? Para escribir, claro. Diría que así empezó mi verborrea gráfica si no fuera porque hacía tiempo que escribía diarios, poemas y relatos.

Hoy, por casualidad, he encontrado uno de esos folios que rellenaba para utilizar mi preciosa máquina. Ejercicios mecanográficos y el relato de cuando llevamos a mi perro a casa. Mil detalles que no recordaba, como ir en el asiento de atrás con él hecho una bolita envuelto en una toalla, o que tenía una hermana que murió. Eso ocurrió cuando tenía 4 años y lo escribí con 10.

Sólo muchísimo tiempo después descubrí que no me habían enseñado a colocar los dedos de forma correcta, ya que utilizo como fila guía para la mano derecha la superior en lugar de la central.

Y ahora TIC TIQUI TIC CLAC, han pasado los años y me sigue apeteciendo teclear por teclear. Y busco cualquier excusa.

Este blog estaba obligado a existir.

martes, marzo 04, 2008

Aprovechando que aún no está mini-bere, me siento tranquilamente en el trono.

Tiriii tiriiii tiriiiriii ririiiii (esta es la melodía de mi móvil: no, no he nacío pa componer y no, tampoco sé escribir música).

¿Perenganita? Holaaa.... bla bla bla bla dí que sí, que la cría del berberecho salvaje bla bla bla ay que ver bla bla bla di que no bla bla bla dí que...

TUT TUT TUT TUT (llamada en espera, coño, un número de centralita, joe mi madre qué oportuna es la pobre).

Espera, Perenganita, que despacho enseguida a mi madre. PIP PIP.

Mamáaaaaaa (léase con tono como de pregonar en un mercado) que te llamo lueg... sí? Ejem... cof cof... ah, HOLA, SEÑOR QUE QUIERE CONTRARME, ejem, cof cof... (léase con tono como de teleoperadora sensual ¿¿habrá notado el cambio?? ¿¿considerará una contratación con minusvalía por personalidad múltiple y posesión demoníaca??) es que mi madre me llama y esto que enfin UN MOMENTO. PIP PIP.

¡Perenganita, niña, que creo que tengo lupus, que te llamo luego!

...

Que me ha llamao Jaus, digo, Andrés, que me quieren volver a ver.

Que digo yo que gorda estoy, que a ver si lo que quieren esta vez es rodearme para saber qué tengo del otro lado de la cara...

Que manda narices que es la misma empresa en la que está el costillo y de la que quiere marcharse (menos mal que en distintos sitios e incluso distintas poblaciones).

Que si alguien sabe cómo se hace el pino puente y dónde conseguir un certificado oficial en el que consten el número, disposición y tamaño de los lunares de mi cuerpo (porque si para una entrevista preliminar me pidieron que llevase los mil papeles y casi me miran las muelas, para esta estoy temblando de pensar qué van a querer esta vez).

Y que sí, pequeña desorden, que Jaus tiene su puntito, pero no se lo digas a mi costi, que no es celoso.

Pss pss sgueme
Bereni-C reloaded

Marcas de ganaderos
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