viernes, febrero 29, 2008

Me llaman me pinto me visto bla bla bla hala a la entrevista. Niña buena sentada en silloncito de la muerte en recepción cuando aparece por la puerta y viene derecho pa mí el mismísimo Dr. House in person. Así, tal cual. Os juro por esnupi que este tío tendría acento catalán, sería más bajito y más delgado, no mostraba atisbo de barba y andaba perfectamente pero ¡QUE ERA IGUALITO QUE EL JAUS DE LA SERIE! (Bere con la misma expresión que las vacas cuando ven pasar un tren). Eh? uh? Gregorio? No, no, Andrés, Andrés García. Ah, bueno, ufff qué susto. (Yo, por si acaso, me he pasao toa la entrevista poniendo cara de estar sana como una pera y sin dejar que se me acercase en ningún momento, no fuera a notarme el pulso raro o el color de las orejas distinto y me mandase hacer una resonancia hasta que convulsionase y tuviera que ponerme diez tratamientos distintos hasta dejarme al borde de la muerte y luego entre aplausos y toques de guitarra eléctrica, salvarme la vida en un segundo. Uff... demasiao estrés).

Y el resto, como siempre. DOS HORAS de entrevista, una conversación en inglés, el curriculum, fotocopia del diploma de la Universidad de las Ovejitas donde cursé mis estudios de rumiante, vida laboral y ya te llamaremos. He estao por llevarme también la última radiografía dental que me hicieron y las ecografías de mini-bere pero no, que no hacía falta, pero que si me llaman para otra entrevista, que no se me olvide el certificado de notas de toda la carrera. Y esto pa ser Ovejita de mierda, que si fuera para el puesto de Lobo Estepario seguro que me hacen una endoscopia para filmarla. En fins. Cambiar no cambiaré de curro pero las entrevistas ya las hago hasta haciendo el pino puente sin mover una ceja. Y lo que me distraigo, oiga.

Aunque una vez tuviera la duda, ya no más, lo confieso: soy sumisa.

La gente habla de lobos disfrazados de cordero. ¿Y qué ocurre cuando es al revés? Que te las dan por todas partes.

En fin.

miércoles, febrero 27, 2008

Nos ha estado jodiendo a base de bien durante meses. Es increíble y realmente triste lo mala que puede llegar a ser una persona por querer trepar. Qué falta de escrúpulos, qué pena que se mida en función de lo que le acarician el lomo los jefes.

No tiene otra vida que hacer méritos a costa de pisar y hacer horas. Es tan triste. Asco y pena, ni siquiera le tengo rabia.

Una persona así no es feliz jamás en su constante agonía por subir, porque nunca nada es suficiente, porque su existencia es una lucha contra lo que cree tener que ganarse a golpes. Porque los mismos que le ríen las gracias son las mismas hienas que a sus espaldas se mofan de su físico o no escatiman detalles jocosos pero vergonzantes de su comportamiento cuando salen de copas ¿qué se puede esperar de un grupo en el que la característica que comparten y que garantiza los resultados en su tipo de trabajo es precisamente la apariencia, la manipulación y la competición más sucia?

Visto así, estoy más que contenta de ser del grupo de los marginados. Tal cual. Somos los que no salimos a beber y a poner verde a otros compañeros a los que luego abrazamos para poner como hoja de perejil a los que faltan ese día. Somos los que no vamos a degüello a por la siguiente víctima (señalada para el sacrificio: aquí no hay medias tintas, si se quiere que alguien se vaya, se le acosa hasta que se le hunde. Mobbing con todas las letras). Somos los que no vamos fardando de modelito, modisto, viaje o último gadget tecnológico. Somos los que curramos e intentamos irnos a nuestra hora, los que no nos vamos a jugar al juego-pijo de moda con el director, los que no enviamos mails con copia a toda la organización para hacer ver el error de un compañero o el éxito de nuestra última gestión. Lo único que me jode de todo esto es que, aunque a mí me resbale, aunque tenga bien clarito dónde está mi vida y dónde mi dinero, hay alguien a quien le afecta y es alguien a quien quiero mucho. Y esa persona es una de las víctimas señaladas. Y no es justo.

Hoy hemos puesto las cartas sobre la mesa. Era necesario.

Y sin embargo, sigo sintiendo asco y pena. No me ha aliviado, no me he sentido liberada. Yo no quiero esto. Por eso tengo que irme. Y lo peor es la terrible certeza de que todo es igual en todas partes y entonces ¿para qué marcharse? Pero si no sale uno en busca de nuevas esperanzas ¿qué queda, resignación y agachar la cabeza?

NI DE COÑA.

sábado, febrero 23, 2008

El martes

mini-bere deja caer las llaves del coche por la rendija del ascensor del edificio donde la sufren cada mañana (léase la guarde). A lo mejor no hubiera tenido tanta importancia si:

  1. en el mismo llavero no hubiera ido la llave del garaje donde dejo el coche cada día (luego, de haber tenido copia de la del coche, no hubiera podido aparcarlo en ningún lado. GRACIAS, AYUNTAMIENTO DE MADRID, POR LAS ZONAS VERDES DE MI BARRIO)
  2. dentro del coche no hubiera dejado el abrigo y el bolso
  3. dentro del bolso no hubieran estado: las llaves de casa, el monedero y el móvil (además de los mil papelotes, pañuelos, etc)
  4. el costillo no trabajase a tomar por culo de donde vivimos (oiga, que le repito por enésima vez que mi marido NO PUEDE VENIR AHORA CON SU LLAVE DE CASA AAAAARGGSSS)
  5. ese día no hubiera debido llegar muy temprano a trabajar porque venían a hacernos el reconocimiento médico de la empresa (yuju, y yo en ayunas)
  6. el mantenimiento del edificio no hubiera dicho que un mohón pa mí asín de grande (weno, no fueron palabras textuales, pero más o menos) iban a bajar ellos al foso del ascensor
  7. los de la empresa de ascensores no hubieran puesto como condición que YO pagase el servicio que iban a tardar unas pocas horas en darme.

VIVA (y citando al gran Forges: proclamo).

Consecuencias: tirito de frío mientras se lo cuento a los pasmados vigilantes que sé que se están dando pellizcos a mis espaldas para no carcajearse a pleno pulmón dado que, desde que llevo a mini-bere a ese edificio, ya he (dos puntos) perdido las llaves del coche DENTRO del propio coche, arañado la puerta con una columna, semi-empotrado el coche en el chisme de echar los tickets, llamado a la grúa para que viniera a por el coche que arrancaba, se paraba, arrancaba al pisar el embrague, se paraba solo, etc. (maldito sistema de auto arranque y auto stop que NADIE me explicó cuando lo recogí)... y ya no me acuerdo de más.

Mis vigilantes de mi alma (os quiero) se empeñan en prestarme un abrigo, me meten en la garita con la calefacción enchufada, me dejan que curiosee todos los monitores, me dan conversación y un par de periódicos. Esto va mejorando :-) Cuando llega el técnico de la empresa de ascensores al rescate casi que me da rabia y todo. Me llevo el coche, paro en un chino, compro un par de cajas de donuts y me vuelvo al parking, que estos chicos se lo merecen. Me voy al curro con la barriga llena de donuts y va a ser que los análisis se los va a hacer Rita.

 

El miércoles

me dejo el bolso en la guarde...

 

El jueves

por la mañana se me olvida recogerlo (sin comentarios).

Dado que tengo que ir a hacer la compra a una gran superficie y que no creo que me fíen por mucha cara de pena que ponga al contar todo lo anterior, decido que se me ha jodido el plan y tengo que pasar después de comer a por la fiera y meterla en el carrito cual caja de 6 cartones de leche semi, con la diferencia de que los cartones no se pasan un par de horas cogiendo cosas del carro y tirándolas por el camino ni se comen en ese tiempo: dos galletas, un quesito con palo, un trozo de cera de envoltorio de mini-babybel (tuve que pelárselo y dárselo, claro), 6 uvas y un señor bajito con gafas que conseguí que no engullera por los pies.

por la tarde decido que una vida sin emoción ni es vida ni na y me dejo el bolso del carro de la fiera en el vestuario de la piscina (hala, con dos cojones, sí señor).

 

El viernes

me pregunto qué se me habrá olvidado y dónde que todavía no caigo... debo de estar preparándome una que se va a cagar la perra.

lunes, febrero 18, 2008

Un día los quiero y otro no. Las cosas buenas me enternecen, y quiero darles abrazos y comprarles cosas; pero otras veces se me caen de golpe las malas, y me digo frases como "pues se acabó". A lo mejor porque mi cabeza es como los armarios de algunas casas: abres la puerta y avalancha.

Cuando no los quiero es amargo, porque me duele y me endurece a la vez. Cuando los quiero es una falsa sensación de flotar en agua templada. Y yo sé que no es ni lo uno ni lo otro. Pero esto es como las olas.

Así es que paso del túnel de Sábato al alma colectiva de no recuerdo qué filósofo o psicólogo. A lo mejor todo es el túnel y al acercarme a esas zonas en las que puedo atisbar otros pasadizos llego a creer en que es posible dar la mano y trascender.

miércoles, febrero 06, 2008

E. tiene un cuerpo que está bien. Formas torneadas, ni mucho ni poco músculo, esbelto, ágil, elegante.

Me cuenta que tiene 49 y no se los veo por ningún lado, pero no tiene por qué echarse años encima. No sé si tiene canas porque se rasura el cráneo.

Me cuenta que un amigo suyo le recrimina no haber sido, literalmente, "más puta" y no haber sacado más partido de su cuerpo.

Me llama "reina" y "querida". No sé si es una pose, pero me cae bien y me da confianza.

Me cuenta que nunca se ha enamorado. O bueno, que una vez, pero no pudo ser. Y nunca más. Yo, siempre buscando el lado positivo de cualquier situación e intentando consolar o compensar aunque no se me pida, considero que es una solemne gilipollez hacer ningún comentario al respecto.

Yo no sé si eso es bueno o malo. Yo no puedo comparar.

Me cae bien E. y hasta me gustaría que fuésemos amigos. Su vida parece tan distinta a lo que conozco que le adjudico, sin pararme a pensar, mil diferencias que harían interesante cada conversación e intercambio de opiniones.

Nunca seremos amigos, claro.

martes, febrero 05, 2008

Tres entrevistas (una por sorpresa), compromiso de comunicado final por teléfono el jueves te lo juro por esnupi. El jueves me llama para decirme que ay ay cuánto lo sentimos, es que el responsable no está el lunes te llamamos, pero te llamo yo ¿eh? Te lo aseguro, de verdad de la buena, sea la respuesta la que sea, palabrita del niño Jesús, que se muera Heidi.

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Hoy MARTES POR LA TARDE recibo este mail:

Empresilandia, 5 de febrero de 2008.

Estimada Bere:
Después del proceso de selección seguido para cubrir el puesto de Ovejita de Escayola
de nuestra empresa, debemos comunicarle que su candidatura no ha sido seleccionada, quedando su C.V. en nuestros archivos.
Queremos agradecerle el interés demostrado por nuestra Compañía saludándole muy atentamente.                       
Fdo.:  El lobo de peluche
Dpto. RRHH

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Que digo yo que si aquí ahora pego el panegírico de Heidi y solicito una oración por su alma o no. ¿Son católicos los mangas que viven en Suiza?

Pss pss sgueme
Bereni-C reloaded

Marcas de ganaderos
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